Recogida de tapones de plástico, conciertos solidarios, carteles con la fotografía del protagonista para visibilizar el tema, jornadas lúdicas, mensajes de apoyo, recogida de firmas... Quien tiene un familiar con daño cerebral sabe que terapias y tratamientos los hay para todos los gustos... pero son inalcanzables para la mayoría de bolsillos. Por eso, para sufragar los costes de unos tratamientos que la Administración no puede asumir las familias lo intentan todo, saliendo del cómodo anonimato y escondiendo la vergüenza en el armario. Como la familia de Brayan -un menor de 8 años con daño cerebral por un virus que le afectó al cerebelo- que se ha visto obligada a salir a la palestra para poder costearle al pequeño el mayor número de sesiones posibles de rehabilitación y logopedia. Y es que, ante un daño cerebral, cuanto más trabajo más mejoría.

Desde la asociación de daño cerebral sobrevenido Nueva Opción explican que el sistema público no cuenta con recursos suficientes para atender a las más de 56.500 personas con daño cerebral que residen en la Comunitat Valenciana, la segunda autonomía con mayor número de afectados.

Derivados a clínicas privadas

"La Conselleria de Sanidad se ve obligada a derivar pacientes a las clínicas privadas con las que tienen concierto porque no puede atenderlos. En cualquier hospital la figura del neuropsicólogo no existe, solo hay un logopeda para todo el hospital y un fisioterapeuta que debe estar especializado en neurorrehabilitación. Depende del centro, por supuesto, así que es una lotería", explica el director de Nueva Opción, Paco Quilis, tras recalcar, eso sí, que el Consell "está trabajando para mejorar esta dramática situación".

Quilis pone el foco en los menores con daño cerebral. "El problema de los niños es que, una vez concluye el tratamiento porque el menor se ha estancado en su evolución y pasa a ser un enfermo crónico no existen centros para ellos. Los adultos cuentan con centros de día pero... ¿los niños? Se les da el alta en el hospital, concluyen la terapia a los dos o tres años... ¿y qué hacemos con ellos? Esto tiene que cambiar", asegura el director del centro.

La otra queja la centra en la falta de atención a los familiares. No hay nada para ellos, pero también necesitan ayuda. "Para los familiares no existe nada en el sistema público y eso debe cambiar. Las familias, muchas veces no entiende, por ejemplo, que las sesiones no excedan de 45 minutos. Todo son estímulos para el cerebro y hay que estudiar los casos. Si, además, la enfermedad es sobrevenida y afecta a un niño... El pequeño necesita las sesiones de rehabilitación y logopedia, pero sus padres necesitan ayuda para entender y superar lo que le ha pasado a su hijo", explica Quilis.

Mañana se celebra el Día Nacional del daño Cerebral Adquirido con una serie de actos que comienzan hoy con mesas informativas distribuidas en varios puntos de la ciudad.