Las imágenes de grupos de ultras agrediendo a manifestantes el pasado 9 d'Octubre todavía están demasiado recientes en las retinas de las miles de personas que ayer salieron a las calles de València a alzar la voz contra el fascismo. Los convocantes habían pedido asistencia masiva y unidad, y encontraron ambas cosas, además de un fuerte dispositivo policial, con helicóptero incluido, que distaba mucho del que se vio durante la 'diada' y que impidió, esta vez sí, que los grupúsculos de contramanifestantes se acercaran y provocaran de nuevo algún altercado.

"Aquello no puede volver a pasar. Fue muy grave", apuntó a este periódico Gerard, uno de los asistentes a la marcha. "No dejas de sentir cierto miedo al recordar las agresiones y volver a las mismas calles, sobre todo a la hora de volver a casa solo, pero era muy necesaria una respuesta. Más allá de la ideología de cada uno, lo que pasó fue muy preocupante", apostilló.

Junto a él, Elisa, de 25 años y también vecina de València, relata los motivos por los que se unió ayer a la protesta. "La sociedad valenciana tiene que salir a la calle a decir que 'no pasarán'. Vemos muchas banderas de España colgadas de los balcones. Han aprovechado el conflicto catalán para aflorar el fascismo. Los que pensamos diferente no vamos a colgar banderas, pero tampoco lo vamos a tolerar", explica.

La marcha partió pasadas las 18 horas de la plaza de Sant Agustí. Hasta allí se desplazó andando desde Benimaclet un importante número de manifestantes, que se unió al que se concentraba en el enclave donde ocurrieron las agresiones físicas hace ahora tres semanas. El fantasma de aquellos hechos sobrevoló toda la marcha, aunque en esta ocasión no se registraron incidentes significativos, según apuntaron fuentes policiales consultadas. Los llamamientos a la calma y a "no caer en provocaciones" fueron constantes durante el recorrido, en el que, de nuevo, se pudo ver a participantes de todas las edades y significaciones políticas y sociales.

Entre ellos había representantes de sindicatos, entidades sociales, partidos políticos (se vio a la senadora de Podemos Pilar Lima o al diputado de las Corts de Compromís Josep Nadal, aunque la coalición no se había unido formalmente a la convocatoria). También estuvieron presentes los 'iaioflautas', miembros de SOS Racismo y colectivos feministas, entre otros. En total, según explicó un portavoz de la marcha al inicio de la misma, al final se registraron más de 280 adhesiones.

Puntos calientes

En los aledaños de la plaza de toros, unas decenas de contramanifestantes proferían gritos en favor de la unidad de España, portando banderas españolas y 'senyeres'. Un pequeño grupo, apenas diez personas, se situó al inicio de la manifestación también con las mismas enseñas, pero la cosa no pasó de ahí. Fue en el Parterre donde se registró uno de los momentos más tensos, aunque los contramanifestantes se encontraban a más de 300 metros del flujo de la marcha y rodeados por un fuerte cordón policial. En esta ocasión acudió, además del helicóptero, también la policía montada, que se distribuyó por el jardín impidiendo que ambos flancos se encontraran. Imposible escuchar los cánticos de unos y otros desde los lados opuestos.

La marcha culminó en la plaza América con la lectura del manifiesto, en el que se condenaban los hechos de la 'diada', las agresiones machistas, y la impunidad con la que actuaron los violentos. Los cánticos como "València serà la tomba del feixisme" o "fora feixistes dels nostres barris" acompañaron todo el recorrido, que concluyó con una torre humana a cargo de la Jove Muixeranga de València.