Cuando están a punto de cumplirse dos meses del inicio de las clases los cerca de mil alumnos que estudian el primero de los dos cursos del ciclo de grado medio de Técnico de Conducción de Actividades Físico-Deportivas en el Medio Natural que se imparte en 18 institutos públicos de la Comunitat Valenciana todavía no han visto ningún caballo ni de lejos. Y eso que todos ellos deben de realizar un módulo práctico de Conducción de grupos a caballo y cuidados equinos básicos de 224 horas de duración.

En alguno de los casos, los profesores incluso se han tenido que llevar a los estudiantes de excursión a una gran superficie comercial para que vean de cerca los arneses y sillas de montar con las que deberán equipar a unos equinos que sólo conocen en la teoría.

Un contrato de 1,7 millones

Un contrato de 1,7 millonesTras esta demora están los problemas con que se ha encontrado la Conselleria de Educación para resolver el concurso público que abrió en mayo para contratar estas prácticas durante dos cursos con centros hípicos privados. Esta licitación, con un precio de salida de 1,7 millones euros, incluye entre otros aspectos el alquiler de 480 caballos: 15 por cada uno de los 32 grupos de 30 alumnos que estudian este ciclo en la red pública.

Esta ha sido la primera vez que se han centralizado todas las licitaciones en un único contrato de 18 lotes, uno por cada instituto. Además, se hace por un periodo de dos cursos (2017-18 y 2018-19) prorrogable a otros dos con el fin de evitar las demoras que se producen todos los años en el inicio de las prácticas.

Sin embargo, las buenas intenciones se han topado con un sector atomizado en el que hay empresas que no tienen al día la documentación -licencia de actividad o Registro de General de Explotación Ganadera (REGA), principalmente- y donde la rivalidad entre cuadras cabalga desbocada. Fuentes de Educación reconocen que «las denuncias entre empresas» en cuanto a la situación irregular de los adjudicatarios atasca ya medio año la resolución.

La propuesta de adjudicación de todos los lotes salvo uno, en el que empataron dos empresas y se procedió a un sorteo, se hizo el 18 de julio. Por tanto, todos los centros menos uno podrían haber empezado el curso con normalidad.

Sin embargo, a partir de este momento dos adjudicatarios que habían logrado tres lotes renunciaron. Estas dos empresas poco después fueron expulsadas por carecer de licencia de actividad de otros cuatro lotes que tenían adjudicados. Por esta misma irregularidad también fue expulsada otra cuadra de otros dos lotes.

Estos 9 lotes tuvieron que adjudicarse de nuevo a principios de octubre de forma provisional a las empresas que habían presentado la segunda mejor oferta económica. La firma estaba condicionada a la revisión de la documentación técnica presentada. De estos 9 lotes, cinco tuvieron que ser adjudicados por tercera vez el pasado 19 de septiembre al ser expulsado de dos de ellos una mercantil por carecer de licencia de actividad y renunciar dos cuadras a tres lotes.

Hasta finales de noviembre

Educación, que a estas alturas sólo ha podido formalizar el contrato de 8 de los 18 lotes aunque todos ya están adjudicados, prevé que «en un mes estará resuelto el concurso y el alumnado podrá iniciar las prácticas en los centros hípicos, siempre que las cuadras cumplan los requisitos de la licitación». Por tanto, las prácticas no comenzarán hasta finales de noviembre, tres meses después de iniciar el curso.

No obstante, el alumnado no está perdiendo clase porque todo el profesorado especialista contratado para impartir este módulo «ya se encuentra en las aulas trabajando los contenidos procedimentales de manera conceptual, lo que quiere decir que el alumnado está atendido», subrayan desde el departamento del conseller Vicent Marzà.

Maratón de teoría

Esto supone que los estudiantes ahora están concentrado un día a la semana todas las clases teóricas, siete horas seguidas. Cuando puedan acceder a las cuadras, según alertan desde uno de los institutos afectados, «no habrá suficientes caballos para todos».

La dinámica normal de la clase es de 15 équidos por cada grupo de 30 alumnos y el centro hípico debe aportar dos expertos en el manejo de caballos que harán tareas de apoyo al profesor especialista del instituto. Mientras la mitad del grupo aborda la teoría en el aula del centro equino, el resto aprende a realizar los cuidados básicos que requieren estos cuadrúpedos: limpiarlos, lavarlos, pequeñas curas... Si cuando lleguen a las cuadras ya han visto la teoría, todos a la vez no podrán trabajar con los equinos.

Este grado medio de Formación Profesional es uno de los más solicitados y los 32 grupos públicos están en la ratio máxima de 30 alumnos por clase. La demanda es tan alta que en algunos centros privados los alumnos llegan a pagar hasta 400 euros al mes por las clases. Habilita para trabajar como guía de grupos en la naturaleza por itinerarios a pie, en bicicleta o a caballo.