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«Tienes que pasar por ahí para ser feliz»

«Tienes que pasar por ahí para ser feliz»

Los dos atletas del Cárnicas Serrano se han preparado bien para la carrera. A Davinia, especialista en duatlón, le ha frenado una sinusitis en el tramo final, pero confía en firmar una marca de 2.45 en el segundo maratón de su vida. Agustín Sieres corrió sus primeros 42 kilómetros en 2009 y ostenta un registo de 2.25.

El maratón. ¿Por qué esta distancia y no otra?

Davinia Albinyana (D.A.): No es una distancia que me atraiga como deportista, pero me gusta verla y estar con la gente que la prepara. Vivirla. En estos 4 años de duatlón, he ganado volumen y he madurado. Y como en mi club se fomenta el entrenamiento de cara a la larga distancia, pues me han ido dando ganas. Y creo que es un buen momento y un buen lugar.

Agustín Sieres (A.S.): La mejor distancia que se me da, desde hace tiempo, es el maratón. Mi primero fue en 2009, cuando en València se hacía en febrero. Yo quería correr, por lo menos, un maratón en la vida. Lo hice, me picó y después lo he corrido cada año por lo menos una vez.

Comparado con otras distancias, el maratón está en otra dimensión. Hablamos, casi, de un deporte distinto.

A.S.: Es la distancia mítica de los Juegos Olímpicos, la que más gloria da, la que más cuesta de preparar. Es dura porque tienes que prepararte para correr 42 kilómetros y terminar bien. Aunque ahora parece corto, porque están de modo los ultras maratones. Pero no le puedes perder el respeto, ¡eh! Preparararse física y psicológicamente cuesta mucho, que nadie lo olvide.

D.A.: Aparte de que expones a tu cuerpo a un gran esfuerzo durante horas, es la única distancia que nunca entrenas esa misma distancia, por lo cual eso sólo ya merece un respeto. Y hay dos cosas importantes: sobrevivir a la preparación y luego que el día de la carrera te salga bien, que te ayuden los factores externos.

En los 42 kilómetros, sinceramente, ¿es una garantía ir con el trabajo hecho a la línea de salida?

D.A.: Nunca estás segura. A partir del kilómetros 30, a veces cambias la estrategia y no sabes cómo va a responder el cuerpo. La gente que va a mejorar sus marcas y va muy explotada, toma decisiones en el momento, improvisan. Y el cuerpo te puede responder o no. Hay un plan de ritmos y dentro de ese plan, si te encuentras bien, pues aceleras, porque corres pocos maratones y has de aprovecharlo. E insisto: puedes acertar o cometer un error, nunca lo sabes.

¿Qué consejos de estrategia les dan al corredor popular? ¿Salir al ritmo previsto o ser más conservador para guardarse fuerzas?

A.S.: Yo soy partidario de salir al ritmo que puedo aguantar, al que he entrenado. De normal, como intentes ajustar,sueles bajar el ritmo en la segunda parte. Pero, ¡a saber!, porque cada maratón es una historia y cada vez te pasa una cosa distinta. A mí, los maratones que mejor sensación me han transmitido son los que he corrido todo el rato al mismo ritmo. En este, por ejemplo, quiero terminar a 3.25, pasar la media en 1.12 o 1.15 e intentar aguantar. Y si me encuentro bien al final, pues apretar.

D.A.: Correr por sensaciones, a estos niveles, ya no sirven. Has de seguir un plan flexible, con plan A, B e incluso C. Yo parto sólo de la experiencia de un maratón y tengo un margen de mejora, pero es verdad que, tras 4 años, he mejorado como atleta. Voy a intentar bajar de 2.45, lo que supone ir a 3.54 cada kilómetro. Sería una marca sensata.

¿El muro, existe para todo el mundo? ¿Ustedes lo conocen bien?

D.A. : En mi primer y único maratón, en San Sebastián, no le vacilé a la distancia. A 4 minutos el kilómetro para nosotros es de risa. Lo hice para conservar una marca y tenerla ya de partida. Si vas por debajo de tu ritmo, vas bien. Bajones hay siempre, pero son fisiológicos, y con un gel se suple, pero yo no tuve ese muro, esa regresión, ese vacío.

A.S.: El muro existe en todas las distancias. En un medio maratón, en el kilómetros 18 te quieres morir si vas fuerte. En el último kilómetro, siempre espero sufrir. Cuando me he puesto a sufrir en el 30, digo: «Che, con lo que me queda».... En 2014, salí arriesgando y la pagué. En el 30 me puse a andar. Pero si en el 35 o 36 no voy mal pero me veo cansado, siepre me planteo: «Si no lo estoy ahora, ¿cuándo lo voy a estar?». Siempre me automotivo con mensajes así. Me pongo un plan A y un plan B por los factores externos. Si sale viento o calor y humedad, cambio. Si es un día bueno, el A.

Hablamos de sufrir y de disfrutar. ¿El maratón es una metáfora de la vida?

D: Sarna con gusto, pica. Pero a mí la palabra sufrimiento no me gusta, tiene una carga psicológica negativa, victimista. Hay un sobreesfuerzo que hay que dosificar. En los 42 kilómetros has de tener esa mentalidad. Las endorfinas llegan después. Como lo sabes, pues tienes que pasar por ahí para ser feliz.

A.S.: Es un sufrimiento que a los atletas les gusta, lo buscamos. A cualquier runner le agrada, por eso lo corre. Es llegar al sufrimiento que él quiere, un sufrimiento que está controlado. De una manera o de otra, siempre llegas a sufrir. Si sale bien, luego lo valoras mucho más. Si sale mal, en frío piensas que has aguantado bien la preparación y con eso has de estar contento.

Hay un debate sobre las salidas largas (desde 20 a 34 kilómetros) en el entrenamiento. ¿Qué recomiendan? ¿Cuántas hacen?

D.A.: Nosotros llevamos el mismo entrenamiento. Hacemos unas 8. Eso sería más de un debate para entrenadores. Pero yo no veo bien que una persona que no está preparada, haga un maraton en 8 horas. Si no haces largos, ese día lo vas a notar.

A.S: Yo los hago todos. He llegado a hacer de 35. Eso te da garantías, por supuesto.

¿Qué van a cenar la noche antes? ¿Y cómo será su desayuno el día de la carrera?

D.A.: La cena es clave, con muchos hidratos de carbono. Será pasta con una ensalada, que no lleve mucho verde para que no sea flatulenta. Y el desayuno, pues lo que tomo siempre con un par de rebanadas de pan más con aceite o mermelada, junto a leche y cereales. Lo tomaré una hora y media mínimo antes.

A.S.: Cenaré como durante toda la preparación. Llevo una dieta de muchas verduras, hidratos de carbono y proteína, bien con pescado blanco o pollo. Los días antes sí que como más pan integral. Tampoco abuso mucho de hidratos los últimos días, porque puedes salir hinchado. Para desayunar tomo 4 rebanadas de pan integral, un plátano y medio litro de bebida isotónica, todo 3 horas antes.

Otro asunto al que los atletas le dan muchas vueltas. ¿Cuántos geles toman durante la carrera? ¿Llevan cafeína?

D.A.: Yo ahora he aumentado un gel más, porque no te los tomas enteros. Esto, a los populares les vendrá bien saberlo. Si no lo terminas, estás tomando menos. El último que me tomo, sí lleva cafeína.

A.S.: Los míos llevan cafeína. Yo de esto sabía poco y hablé con mi entrenador el primer año que me cogió. Me hizo la pregunta que se hace todo el mundo: «¿Te sienta mal la cafeína?». «Si no sienta mal, ¿por qué no?». Los llevo de una buena marca y no los cambio. Tomo 3 en todo el maratón.

El Maratón de València está de moda. ¿Qué le distingue de otros?

D.A.: Tiene muchos factores. Aparte de, en nuestro caso, estar en casa, tiene mucho prestigio. Está muy bien organizado y no es una carrera multitudinaria. Ha subido muchísimo la participación, pero se puede correr. Donde no se puede correr es en Nueva York. Yo no veo ninguna Comunidad donde se viva el running como se vive aquí. Estamos locos por correr.

A.S.: Valencia tiene un boom muy grande. En 2009, en mi primer maratón aquí, éramos dos mil y pico. Y luego se ha disparado hasta 20.000, que es una barbaridad. Sólo hay que ver cómo está el río todos los días. La motivación es mil por mil.

¿Por qué todo el mundo quiere correr?

D.A.: Porque cualquiera puede, es económico y es flexible. Y luego, porque todos tenemos ganas de superarnos. También hay personajes, ¡eh!, mucho autobombo, pero eso forma parte de la cultura del running.

A.S.: Hoy en día hay mucha ropa técnica, pero con una pantalocillo y una camisetilla puedes salir a correr. No hace falta GPS, aunque ahora puedes llevar de todo y gastarte mucho. Lo mejor es que sales tú a correr y no dependes de nadie.

Con el auge del «running», efectivamente, ha aumentado también la especie del corredor ultraequipado. ¿Es necesario llevar tanta tecnología en instrumental y ropa?

D.A.: Qué va. Para nada. Yo llevo pulsómetro desde hace un año. Ni GPS ni nada. No llevar nada te ayuda a conocerte mejor a tí mismo. Lo demás son adornos y postureos. Para un corredor popular, no hace falta. Para hacer buenas marcas y especializarte, llevas unas buenas medias y esas cosas, sí. Pero para un runner que sale 3 días, no. Lo bueno es que pese al postureo, a la hora de la verdad, cuando sales con el dorsal a correr, vales lo que vales. No hay interferencias, es de los deportes más justos.

A.S.: Pienso exactamente lo mismo. Yo corro con lo básico. No me voy con las gamas altas, salvo en las zapatillas, que las gasto mucho. Pero llevo las camisetas que gano en las careras. No suelo invertir mucho en lujos para correr.

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