Diez años después de que su vida diera un vuelco tras denunciar la corrupción de la trama Gürtel en Boadilla del Monte, el Supremo acaba de confirmar que la funcionaria Ana Garrido sufrió acoso laboral en el ayuntamiento de este municipio madrileño. Garrido visitó ayer València para debatir sobre el papel de las instituciones en la lucha contra la corrupción en las jornadas sobre «Periodismo y transparencia», organizadas por la Unió de Periodistes.

Una lucha que a Ana Garrido le ha supuesto abandonar su apacible vida anterior para vivir a la intemperie social que, en su caso, ha supuesto amenazas, tentativas de accidentes provocados, difamaciones e imputaciones archivadas por falsas y tener que sobrevivir gracias a amigos y ciudadanos que la apoyaron cuando se conoció su historia.

Aunque a sus detractores les salió rana la estrategia. «Ha habido un efecto rebote y me he convertido en una activista contra la corrupción. No se esperaban que yo fuera una corredora de fondo», explicaba ayer a Levante-EMV recién llegada de Madrid.

Ahora sobrevive gracias a la artesanía que sigue produciendo y vendiendo y un programa sobre corrupción que ha comenzado en una radio digital. La sentencia del Supremo no incluye su vuelta al puesto de trabajo en Boadilla al que ella renunció.

"Ni loca quiero volver a mi celda de castigo", asegura en referencia al infierno que vivió en su puesto de trabajo, "cuando el ayuntaniento estaba dirigido por Antonio González Terol, el alcalde que sustituyó a Arturo González Panero 'El Albondiguilla'", que se sentará en el banquillo en el juicio de la segunda época de la trama Gürtel.

Garrido también sigue volcada en el activismo contra la corrupción, aunque no oculta que «algún día quiero recuperar mi vida». Actualmente colabora con la Plataforma X por la honestidad, creada para «apoyar a los denunciantes de corrupción en la administración o simplemente, a quienes no quieren ser cómplices de la misma». Aunque no se limitan a teorizar sobre corrupción y transparencia, últimamente muy de moda. Impulsaron la presentación de una ley de protección del denunciante en el Congreso de los Diputados, que se eterniza en el debate de enmiendas. «A los partidos no les interesa una ley de protección del denunciante. A día de hoy el debate está parado», critica.

Sobre el rosario de juicios de la Gürtel que se suceden entre Madrid y València Ana Garrido considera que «la mayor justicia sería que se recuperara el dinero y que se endurecieran las penas, porque son irrisorias. Y que una vez cumplieran las penas se les hiciera un seguimiento de su tren de vida».

Y respecto a si los ciudadanos hemos aprendido algo tras destaparse tantas causas de corrupción, Garrido cree que sí: «Hemos aprendido que no es algo ajeno a tu forma de vida. Que los políticos corruptos roben supone perder becas de comedor o centros de salud en tu pueblo».