El problema valenciano pasó ayer de los despachos a la calle. De las mesas de los expertos al clamor de la ciudadanía. Del debate político a la concienciación social.

Entre los valencianos empieza a calar y cada vez está más extendida la evidencia de que existe un maltrato económico hacia esta tierra, tanto por un modelo de financiación pernicioso y caducado desde hace tres años que ahoga hasta la extremo el mantenimiento de los servicios públicos valencianos, como por la vía de los presupuestos del Estado, con infraestructuras eternamente pendientes mientras avanzan las de otros territorios.

Los números son tan demoledores y continuados en el tiempo que no admiten matices. Hay un maltrato, como han constatado los expertos. Ese es el problema valenciano, remarcado desde todos los foros políticos e institucionales sin distinción, y al que se suma ahora un apoyo popular de un tamaño muy considerable como se vio ayer.

Unas 60.000 personas, según los organizadores y 17.000 en el recuento de la Delegación de Gobierno, recorrieron ayer las calles de València sin que se coreara un solo lema partidista y bajo una exigencia unánime, la de un trato fiscal digno y un nuevo reparto del dinero que acabe con la infrafinanciación crónica de los valencianos. Dos pancartas idénticas con el lema El poble valencià exigeix finançament just abrían la marcha, una portada por sindicatos, con sus máximos representantes, Ismael Sáez (UGT), Arturo León (CC OO), Daniel Matoses (CSI·f) o Ramón Mampel (Unió de Llauradors) así como diferentes plataformas sociales en defensa de la educación, de la sanidad pública, la patronal CEV y entidades sociales; y en una segunda por políticos y representantes institucionales,entre ellos el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; el de las Corts, Enric Morera, el de la Diputación, Jorge Rodríguez o el alcalde de València, Joan Ribó.

Los organizadores (sindicatos y empresarios) calificaron la manifestación de «histórica» e informaron tras la marcha de la participación de 280 entidades y la adhesión al manifiesto de unas 7.000 personas. También participaron el presidente de la cámara, José Vicente Morata o el de AVA, Cristóbal Aguado. Aunque no en primera fila, pero sí en la manifestación se pudo ver al Síndic Major de Comptes, Vicent Cucarella, uno de los expertos que mejor ha estudiado la infrafinanciación. La única bandera visible, más allá de alguna republicana muy minoritaria, era la senyera y algunas enseñas de CC OO, de Compromís o del PSPV.

El presidente de la Generalitat y la vicepresidenta, Mónica Oltra, incluso se pusieron una senyera al pecho, la que les repartió el presidente de los empresarios, Salvador Navarro, que junto con los sindicatos ha llevado el peso de la organización con el aliento del Consell de PSPV y Compromís.

Con la ausencia de los populares, que sostienen que la manifestación de ayer era partidista y tenía como único objetivo la crítica al Gobierno de Rajoy, todos los partidos valencianos estuvieron representados al más alto nivel: PSPV, Compromís, Podemos y EU. También se dieron cita representantes de entidades como Acció Cultural del País Valencià (ACPV) o Escola Valenciana.

La consigna de todos ellos era lanzar un mensaje en positivo, de defensa de los intereses de los valencianos, pero sin deslizar una sola crítica a la ausencia del PP.

«Eso tiene que explicarlo el PP, nosotros no estamos aquí contra nadie, sino por el interés general de los valencianos», aseguró el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. «No queremos ser más que nadie, pero tampoco menos, en esta manifestación hemos aparcado nuestros intereses particulares», añadió la vicepresidenta.

Además, desde Compromís se incidía en que la manifestación de anoche solo reclamaba la necesidad de mejorar los servicios públicos de los valencianos y Podemos, cuyo secretario general Antonio Estañ, también portó la pancarta, reivindicaba un proyecto de país plurinacional que garantice la financiación justa que permita salir del agotado modelo de 1978.

Mientras, los organizadores ponían anoche el acento en destacar la fusión de ideologías en favor de una reclamación justa. Señalaban que es la primera vez que sindicatos y empresarios se unen por un mismo objetivo y remarcaban la pluralidad de asistentes, desde la izquierda a representantes de Ciudadanos, formación que envió a sus cargos más relevantes, entre ellos el portavoz autonómico, Fernando Giner, la síndica en las Corts, Mari Carmen Sánchez, y el adjunto, Juan Córdoba.

Refuerza el discurso del Consell

Políticamente, la manifestación de ayer llega en un momento clave de la legislatura, incluso complicado, justo cuando empiezan a asomar las primeras grietas en el Pacte del Botànic. Con todo, la concentración viene a reforzar un mensaje capital para el Consell, el de la infrafinanciación. La manifestación da oxígeno y permite al ejecutivo valenciano mostrar a Madrid que el problema valenciano existe y que no solo es una reivindicación política, sino que la acompaña la movilización social.

Una manifestación que puede ayudar a hacer presión en la capital de España con la esperanza de que algo se mueva y de que la reforma del modelo de financiación avance tras varios meses bloqueada por el conflicto catalán, como se han comprometido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, siempre que la modificación cuente el apoyo de los socialistas.

Mientras, la manifestación la abrían entidades sociales y los políticos se situaron en una segunda fila para realzar que no era partidista sino que nacía de la iniciativa social. Cuatro furgones de la Policía Nacional y una veintena de agentes a pie abrían la protesta, que transcurrió en un ambiente festivo y sin que se conozca ningún incidente. Dos gigantes que representaban a Jaume i Na Violant anticipaban la llegada de la primera cabecera. Numerosas familias se sumaron y un grupo de tabaleters i dolçainers, que hicieron sonar la Muixeranga bajo las torres de Serranos, animaron la concentración.

A la llegada de la manifestación a las torres sonaba Raimon y el Tio Canya. Durante la espera la única música que sonó fue en valenciano. Cuando por la megafonía se escuchó el himno valenciano, la banda municipal, que había sido convocada para ello, se marchó molesta porque no lo pudo interpretar. Varios asistentes aplaudieron su salida. En ese momento se vio también muy molesta a la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.