Estas tres víctimas de malos tratos, tanto psicológicos como físicos, apuntan a que una posible forma de combatir la violencia machista es con cursos obligatorios de reeducación para los maltratadores. Actualmente este tratamiento es común en las prisiones, pero es voluntario para el reo. «Si desde el juzgado además de la orden de alejamiento se les impusiera este tipo de cursos creo que sería muy útil», asevera Esther.

Sandra entiende que la orden de alejamiento no es efectiva muchas veces. En su caso su expareja ya la ha quebrantado hasta en siete ocasiones. Precisamente el pasado viernes el juez acabó acordando su ingreso en prisión por la acumulación de quebrantamientos. Llevaban 22 años juntos y tras la ruptura su marido ha seguido acosándola realizando hasta 32 llamadas en un día y dejándole notas en el buzón.