La paradisiaca isla de Bali se ha convertido en una auténtica ratonera para los centenares de turistas que se encontraban pasando unos días en Indonesia. Entre ellos se encuentran trece valencianos, quienes contrataron el viaje a través de una agencia de Alicante, y que desde ayer han emprendido un viaje de más de treinta horas en coche y barco para poder escapar ante el riesgo de una erupción inminente del volcán Agung.
«Tenemos miedo, vamos a tener que llegar a Yakarta por carreteras infernales», aseguraba preocupada Elvira a su compañero de la agencia de viajes tras enviarle una copia de los pasaportes de los trece turistas que van en el grupo para ver si desde España el Gobierno puede ofrecerles algún tipo de salida.
Aunque reconocen que en un primer momento recibieron la noticia del cierre del aeropuerto internacional Ngurá Rai con optimismo, ya que debían prolongar una semana más sus vacaciones, en el día de ayer, viendo cómo evolucionaba la actividad del gigante dormido desde 1963, la preocupación se ha tornado en miedo.
En la última erupción más de mil personas perdieron la vida y los valencianos atrapados en Bali aseguran que la evacuación de la isla, entre nativos y turistas que quieren poner tierra de por medio con el volcán, está siendo un caos.
Además cuando preguntaron ayer sobre cuándo se reabriría el espacio aéreo y podrían tomar un vuelo de regreso a casa en la isla, les informaron de que el cierre de los aeropuertos podía alargarse entre una semana y hasta tres meses, debido a la ceniza volcánica que sigue cayendo y que ha afectado a los aviones, que tendrán que ser examinados minuciosamente antes de poder volar.
Ante esta situación de desesperación y sin alternativas de vuelo, los trece valencianos han emprendido su huida de la isla por vía terrestre y marítima. Les esperan los más de mil kilómetros que separan las ciudades de Denpasar y Yakarta, en una furgoneta y por carreteras que nada tienen que ver con las europeas. Además plagadas de gente, que al igual que ellos, quieren ponerse a salvo ante una posible erupción. «Tenemos miedo de que también corten las carreteras, están colapsadas vamos a 60 kilómetros por hora», relata Elvira antes de que se corte la llamada.
Viajes cancelados a última hora
Otros valencianos han tenido más suerte y han podido cancelar a tiempo su viaje, como es el caso de María, vecina de Benimodo. El próximo viernes día 1 de diciembre iba a salir desde el aeropuerto del Prat de Barcelona con su novio para disfrutar de un viaje de ensueño de diez días en Bali, aprovechando que tenían unos días de vacaciones con motivo del puente de la Inmaculada. «Hemos tenido que cancelarlo a última hora y esperamos que nos devuelvan el dinero de los billetes porque se trata de una catástrofe natural», explica la valenciana.
«Nos enteramos el domingo por la noche de lo que estaba pasando con el volcán y que cerraban los aeropuertos», explica María, que llamó a la aerolínea con la que habían contratado el vuelo para ver las posibilidades de cancelación. «No habíamos contratado seguro de cancelación pero se trata de una causa de fuerza mayor».
Respecto a los hoteles no han tenido problemas porque tenían cancelación gratuita. Aunque era un viaje programado desde hacía meses y muy deseado por ambos, esta pareja ha tenido que cambiar de planes en cuestión de horas y ahora se irán a pasar unos días al sur de Francia. «Hay cosas peores, ya iremos a Bali en otro momento», confesaba resignada.
