«Isabel es así, de blancos o negros, sin medias tintas». Así justificaba ayer un dirigente del PPCV la ofensiva de Isabel Bonig contra la patronal valenciana después del apoyo de esta a la manifestación por una financiación justa del pasado día 18.

La dirección del partido ha intentado desligar este hecho de las enmiendas a los presupuestos para eliminar las ayudas nominales a la CEV y los sindicatos UGT y CC OO, las tres entidades que convocaron la protesta. Un intento baldío, en opinión de diversos parlamentarios populares consultados, al producirse inmediatamente después del desencuentro de la presidenta del PPCV con la cúpula de la patronal.

«Empuja al empresariado hacía el bipartito», reprocharon ayer las fuentes consultadas, que llegaron a calificar de posición «antinatura» el enfrentamiento con un agente tan importante de la sociedad civil como la patronal, un colectivo que históricamente ha constituido la base social del PP.

No todos los consultados aprueban que la CEV se sumara activamente a la convocatoria de la manifestación del 18N. Para algunos, fue una equivocación de Salvador Navarro. Pero tampoco comparten que ahora la dirección intente retirar las subvenciones públicas, producto además de una ley aprobada cuando Bonig era miembro del Consell de Alberto Fabra.

Por otra parte, la guerra entre la líder del PPCV y la cúpula empresarial da alas y argumentos a los críticos con la líder, más sosegados desde el verano. La formación había recuperado cierta paz interna después del enfrentamiento por el poder en la provincia de València, que acabó con la decisión de Génova de designar una gestora, encabezada por el diputado en Madrid Rubén Moreno.