Tras los paros y concentraciones del sector del taxi el pasado miércoles, sus trabajadores continúan en pie de guerra con el Supremo: «Siguen sin escucharnos. Muchos de nosotros pasamos más de 24 horas desde que salimos de casa hasta que volvimos de Madrid, estando casi 12 horas de pie, pasando frío», cuenta Fernando Molino, secretario general de la Confederación de Autónomos del Taxi de la Comunitat Valenciana.

Los representantes del sector han comenzado a proponer a los ayuntamientos de España la obligatoriedad de la concesión de una «segunda licencia» para que los vehículos de alquiler con conductor (VTC) puedan prestar servicio urbano.

«Algo tienen que decir los ayuntamientos sobre el servicio que se desarrolla en su ciudad», afirma Molino, quien añade que «hay una sentencia del Constitucional de 1996 que afirma que en el transporte urbano la competencia siempre debe ser municipal o autonómica».

Sin embargo, con las licencias anunciadas la pasada semana, se les permitiría a las VTC realizar transporte urbano con autorización nacional.

Así, Molino denuncia: «Queremos un equilibrio entre los sectores y que sean los ayuntamientos los que digan si les dan licencia municipal para hacer transporte urbano si realmente necesitan más vehículos».

Asimismo, el secretario general afirmó que en la jornada del miércoles «incluso a algunos de los presentes se les pasó por la cabeza comenzar una huelga de hambre y muchos estuvimos a punto de ceder al impulso del grito unánime de huelga indefinida», como adelantó ayer Levante-EMV.

Sin embargo, Molino explica que, tras pararse a pensar, concluyeron que no son «un servicio de primera necesidad», por lo que podrían ser los mayores damnificados en esa huelga. Así, anunció que a partir del lunes comenzarían a reunirse para barajar la posibilidad «guiándose por la cabeza» y no por «los impulsos».