La Comunitat Valenciana sigue con el abrigo puesto. Las temperaturas en algunos municipios se han desplomado en estos días de frío polar hasta los -4 ºC y las calefacciones y estufas han comenzado a funcionar. Pero no en todos los domicilios. La subida de la factura eléctrica y del gas ha hecho que muchos ciudadanos se lo piensen dos veces antes de conectar las calefacciones. Es la llamada pobreza energética.

En España viven así el 11 % de hogares, el equivalente a 5 millones de familias, un porcentaje que sube hasta el 23 % en la provincia de València, según Salva Moncayo, coordinador técnico de la empresa valenciana AeioLuz. Una de estas familias es la de Rodolfo Martín, para quien conectar la calefacción es casi una quimera.

«No usamos la calefacción para ahorrar; siempre utilizamos la manta», explica. Edgar Laines, vecino del barrio de Patraix, está en condiciones similares. En su casa, los radiadores se enchufan solo «una hora por la noche», lo justo para matar el frío en unas casas que las bajas temperaturas y la humedad mantienen heladas. «Compramos edredones y mantas, que es más barato», asegura Laines, quien también emplea otros «trucos» para ahorrar en sus facturas de luz y gas.

Si en casa hay niños, la cosa cambia. Verónica Álvarez es madre de una niña pequeña y en su caso sí ponen «la calefacción o la estufa, ya que la necesito para ella». En casa de Eva Aguilera, madre también de una niña de tres años, la situación es similar.

Reducen al máximo el uso de aparatos eléctricos y también en su casa recurren a las mantas. «Solo pongo la calefacción hasta que se acuesta la niña. Hay gente que lo está pasando muy mal por la pobreza energética y la población no lo sabe», asegura.

Los mayores son otro de los sectores más afectados por la pobreza energética. Antonia Losa e Isabel Alcahut, dos personas mayores que residen solas, también prefieren no usar la calefacción para intentar ahorrar. Para ello, ambas mujeres recurren, también, a la ropa de abrigo dentro de casa. La pobreza energética en la sociedad valenciana se vive debajo de una manta.