¿Es el momento de reformar la Constitución? "No es necesario, pero es conveniente" (Vicente Garrido). "Lo necesitamos más que nunca"(Rosario García Mahamut). "Estamos en un momento histórico, como en 1978, porque algunos problemas están sin solucionar" (José Asensi). "Cambiar sí, pero no ha de ser para resolver los problemas de una parte de España; más que reformar, hay que completar" (Remedio Sánchez Férriz). "Es un proyecto suicida que la Constitución siga diciendo lo mismo para una sociedad que no tiene nada que ver" (Roberto Viciano).

Con matices, ya se ve en las declaraciones anteriores, cinco catedráticos de Derecho Constitucional de distintas universidades coincidieron ayer en dar una respuesta afirmativa a la pregunta de partida que Levante-EMV planteó y por la que los convocó a un concurrido debate dentro del ciclo Claustre Obert, que el diario desarrolla en colaboración con la Universitat de València.

El director del diario, Julio Monreal, y el vicerrector Antonio Ariño presentaron y condujeron el acto, que siguieron en la sala profesores (Jordi Palafox, Antonio Sotillo y Francisco Javier Palao, entro otros), estudiantes y políticos, como Joan Baldoví (Compromís), Marga Sanz (EUPV), Marta Torrado o María José Ferrer San Segundo (PP).

Garrido, García Mahamut, Asensi, Sánchez Férriz y Viciano disertaron sobre la oportunidad de modificar la Carta Magna, respondieron a las preguntas de un auditorio que llenó el salón de actos del rectorado de la Universitat y discreparon sobre derechos que habría que incorporar, o no (digitales, sociales y de nueva generación), y especialmente, sobre el alcance de la hipotética reforma.

Roberto Viciano, uno de los impulsores valencianos en su momento de Podemos, fue el más radical al poner encima de la mesa la necesidad de abrir un nuevo proceso constituyente. Se trataría de crear un nuevo marco de convivencia partiendo del anterior, pero "que haga frente a los problemas que los ciudadanos y no los profesores perciben", afirmó con acidez ante los compañeros de cátedra.

La reforma de la Constitución, a debate con Levante-EMV y la Universitat de València

La reforma de la Constitución, a debate con Levante-EMV y la Universitat de València

Se refirió a que no es posible, por ejemplo, una iniciativa popular para reformar la Constitución: "Pueden hacerlo solo los que ejercen el poder". O a que los referéndums no sean vinculantes. Para el profesor de la Universitat de València, son "graves carencias de fundamentación democrática", que requieren bastante más que un retoque en la Carta Magna.

¿Es necesario llegar tan lejos? No, en opinión de los otro cuatro ponentes. Con propuestas de esta naturaleza, "estamos anticipando la historia constitucional de España, incapaz de hacer reformas", afirmó García Mahamut, de la Jaume I. En otras palabras, querer ir tan lejos para no llegar a nada.

Sánchez Férriz alertó de los riesgos de una operación de tanto calado, que lleva a presuponer que la situación actual es equiparable a la del fin de la dictadura franquista. "No sé si nuestros nietos están en esa situación de un proceso constituyente. Me da miedo porque sé lo que hemos ganado. Sabemos lo que se arriesga en un momento en que al Estado hay que fortalecerlo", aseguró la compañera de departamento de Viciano y Garrido, quien también se alejó de la propuesta sugerida por el primero.

Tampoco Asensi se subió a un barco de tanto tonelaje. El catedrático de la Universidad de Alicante argumentó que no hay por qué incluir tanto detalle en la Carta Magna. Esta, dijo, solo debe recoger los derechos elementales: "Las constituciones no pueden ser muy prolijas". Lo demás debe quedar para la política, sujeto por tanto a la posibilidad de ser cambiado cuando la mayoría gobernante sea otra.

En esa línea incidió Sánchez Férriz, muy crítica con lo que denominó el "puntillismo" en el que incurría, por ejemplo, el abortado Estatut d'Autonomía catalán. "Una Constitución no es una ley cualquiera ni un reglamento, es la ley de leyes, la norma fundamental, no vamos a llevar a ella todo lo que se nos ocurra".

Ese proceder conduce a una rigidez normativa en cuestiones de detalle que es, dijo, una "limitación antidemocrática, porque la realidad va cambiando" y la mayoría parlamentaria ha de tener la capacidad de legislar.

"Hay problemas en la calle, pero no se resuelven con la Constitución. No poder pagar la luz no se soluciona en una Carta Magna", sentenció Garrido, expresidente del Consell Jurídic Consultiu (CJCV).

Que no acepten la idea de abrir un proceso constituyente cuarenta años después de la Carta Magna no significa que algunos de los catedráticos no estén por reformas de calado. Nada de chapa y pintura. Hubo consenso en que debe abordarse el modelo territorial y en que la financiación de las autonomías ha de tener un anclaje en la ley básica.

A partir de ahí, Asensi y García Mahamut se declararon partidarios de intervenciones de consideración. El proceso iniciado (ya se ha constituido una comisión en el Congreso) "no va a ser el de una reformilla, no puede serla, ha de ser incisiva", aseveró el profesor y exdiputado autonómico. No obstante, no se declaró optimista sobre el resultado del trámite parlamentario abierto. No observa "ni las condiciones ni las voluntades que hubo en la transición".

No se trata de "dar la vuelta como un calcetín" a la norma suprema, apostilló García Mahamut, pero tampoco de dejar las modificaciones en algo insustancial. La profesora sostuvo que, al final, habrá que recurrir al procedimiento de reforma agravada, a pesar de su complejidad. Este es el que conlleva cambios en el núcleo duro de la Carta Magna. Implica un referéndum y la disolución del Congreso, hechos de tanta envergadura que para algunos constitucionalistas suponen en la práctica un bloqueo a cualquier reforma importante.

En lo que no hay duda es en que el Senado como cámara de segunda lectura es un error. Así lo piensan los cinco constitucionalistas convocados. Debería ser un espacio de representación de los territorios. Es uno de los cuatro asuntos que, como subrayó el director de Levante-EMV, ya planteó el Consejo de Estado en un dictamen de 2004, a petición del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Y que quedó en nada.

Baldoví se mostró sorprendido de la unanimidad de los ponentes sobre la conveniencia de la reforma e introdujo el asunto de si la financiación de las autonomías debe quedar recogido en el texto (más información en las páginas siguientes). El dirigente de Compromís es uno de los dos diputados con voz y voto en la comisión del Congreso que ha de estudiar una reforma constitucional.

Y claro, se habló de Cataluña, que ahora genera demasiada tensión como para meterse a retocar la Constitución, dijo Garrido. Si la reforma es solo para resolver ese problema, no debería hacerse, argumentó Sánchez. El tiempo dirá.

Las frases

Vicente Garrido, Universitat de València

"La reforma no es necesaria, aunque sí conveniente. El momento debe ser cuando no haya tensión y hacerse con manos temblorosas"

Rosario G. Mahamut, Universitat Jaime I de Castelló

"La Constitución no puede ser un puente de hierro. Eso lleva a la desconfianza entre los ciudadanos y los poderes públicos"

José Asensi, Universidad de Alicante

"Quizá sea mejor cambiar cosas que no que se deslegitime la Constitución. El pacto alcanzado se ha roto en algunos aspectos"

Remedio Sánchez Férriz, Universitat de València

"No podemos llevar a la Constitución todo lo que se nos ocurra ni congelar los rangos porque la democracia es pluralismo"

Roberto Viciano, Universitat de València

"En 1978 el consenso se vio condicionado por los poderes fácticos del franquismo y las fuerzas armadas. No éramos del todo libres"