Un centenar de policías locales, bomberos y personal diverso de protección civil o emergencias dispone ya de una habilitación expedida por la Generalitat que autoriza el control de aeronaves no tripuladas, los denominados drones, para diversas labores de vigilancia y prevención.
Los cursos de capacitación los imparte Israel Quintanilla, profesor de ingeniería Aeronáutica e Ingeniería Geomática en la Universidad Politécnica de València, en virtud de un convenio al efecto firmado con el Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias (Ivaspe) bajo responsabilidad de José María Ángel, director de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias.
El uso de los drones se ha extendido pero el Ministerio de Fomento, la autoridad competente para regularlos, todavía no ha presentado ninguna iniciativa al respecto. En territorio valenciano, la única regulación del uso de aeronaves no tripuladas se recoge en el decreto de funcionamiento de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, de la que depende el Ivaspe.
Ángel explicó que el uso desordenado de los drones por parte de algunas policías locales forzó el convenio con la Politécnica para instruir a los usuarios de drones.
Siete ayuntamientos
El curso de 70 horas de formación permite a los agentes familiarizarse con la reglamentación internacional y europea sobre aeronaves no tripuladas; efectuar estudios de seguridad en la operación de drones; y realizar prácticas de simulador (básico y avanzado), para dominar los modelos de vuelo con multirrotor y ala fija. Siete ayuntamientos están formando a sus agentes de Policía Local en el uso de drones: Algemesí, Xàtiva, La Vall, València, Nules, Picassent y Benidorm.
Ángel explicó que los primeros en recibir formación fueron los trabajadores del Centro de Coordinación de Emergencias tras la decisión de la Generalitat de incorporar los drones en su estructura operativa el año pasado.
La Policia Local de Algemesí presentó el lunes a su primer agente habilitado para utilizar drones que aplicará sus conocimientos para vigilar los campos y evitar robos, esencialmente de cítricos, en plena campaña en estos momentos.
Los drones pueden elevarse hasta 120 metros de altura y alcanzan velocidades de hasta 70 kilómetros por hora. Pueden ser un instrumento muy útil para controlar grandes aglomeraciones ciudadanas, por ejemplo, pero puede resultar peligrosos.
La pérdida de control de un aparato sobre los peatones que deambulan por la ciudad de València durante fiesta de las Fallas o para supervisar los movimientos del público que asiste al Festival Internacional de Benicàssim, por ejemplo, podría ser fatal.
La elevada tecnología de los drones obliga a sus pilotos a distancia a ser capaces de interpretar toda la información que el vehículo es capaz de captar y transmitir a quien lo maneja, desde imágenes a ultrasonidos.
El uso de drones todavía es "incipiente", en palabras de Ángel, pero sus posibilidades de futuro son enormes. Los vehículos voladores no tripulados compartirán en breve el espacio aéreo con las aeronaves convencionales. Compañías de mensajería, por ejemplo, ya han avanzado su interés por utilizar drones para servir a sus clientes.
