Son monólogos, pero no provocan carcajadas. Consiguen, sin embargo, que el espectador empatice mientras el actor se empodera. El objetivo es doble y se consigue en cada función. La obra de teatro se llama «Visibilizando las/los invisibles», se interpreta este viernes en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia con 11 monólogos y forma parte del proyecto «Bibliotecas humanas» de la asociación Valencia Acoge.

Los monólogos son mucho más que historias reales que superan la ficción. Son las vivencias personales de los actores, personas migrantes y desconocidas que hablan de exclusión, racismo, violencia... Los monologuistas son intérpretes del guión de sus propias vidas.

Historias tristes que, sin embargo, no se cuentan ni desde el victimismo ni desde la pena. Son monólogos de superación, de solidaridad... de un día a día que muchos ignoran, que nadie se pregunta y que, ante el silencio que les envuelve, les torna invisibles. Por ello, este grupo de monologuistas lo integran hombres y mujeres de Senegal, Colombia, Mali, Argelia, Nigeria y una mujer gitana de València.

Con esta iniciativa, Valencia Acoge buscar otras maneras de sensibilizar a la población. «Queríamos huir un poco de las conferencias, charlas... y hacer algo más participativo, más activo que ayudara a empoderar a las personas migrantes. Y la fórmula funciona», asegura la directora del proyecto, Carolyn Phippard.

Así, los asistentes a la obra «Visibilizando a las/los invisibles» podrán escuchar el drama de un naufragio de la boca de su protagonista, a una chica que contiene la rabia cuando cuestiona la valencianía de su hermano árabe o la extrema violencia que obliga a muchas de las personas migrantes a huir de sus países de origen.

Los monólogos descubren una realidad desconocida para la mayoría alejando el victimismo y recalcando un mensaje claro: «Si tus calles me odian, aquí estaré. Vine para quedarme, así que acostúmbrate». Y es que sus realidades están escondidas o se malinterpretan.

La directora del proyecto explica que Valencia Acoge utiliza las herramientas del «teatro social» desde hace cuatro años. «Construimos los monólogos desde sus propias vivencias y los interpretamos en diversos lugares como la universidad, institutos, la calle, los mercados... Intentamos que sea ligero y cómico, aunque las historias son impactantes. Buscamos la empatía del espectador y el empoderamiento de las personas migrantes,