Los ayuntamientos ofrecen solares o edificios a rehabilitar, la Diputación de València pone el dinero para ejecutar las obras y la Generalitat, a través de la Conselleria de Igualdad, gestionará centros sociales públicos para atender a mayores o ciudadanos que padezcan algún tipo de disfuncionalidad física o intelectual. Los convenios arrancaron para 2017, cuando se acordó la ejecución de cuatro centros con una inversión de seis millones de euros que asumirían las arcas de la Diputación para cuatro centros en las localidades Sueca, Carcaixent, Paterna Llíria y Sueca.

Ayer se renovó el convenio para los ejercicios 2018 y 2019 para levantar otros seis centros de servicios sociales en Ademús, Agullent, Aras de los Olmos, La Font de la Figuera, Meliana y Mislata con un gasto conjunto estimado en 11 millones de euros. El plazo bianual responde a la experiencia del primer convenio, que ha revelado las dificultades para redactar los proyectos, superar alegaciones y licitar las obras.

Ambos convenios dotarán a la red pública de servicios sociales de unas 500 nuevas plazas distribuidas en diez comarcas de València.

Mónica Oltra, vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas subrayó que el objetivo de los acuerdos con las administraciones locales y provinciales es «consolidar una potente red pública de servicios sociales después de 20 años congelados para disponer de recursos asistenciales». La ubicación de los centros responde a criterios vinculados a las necesidades de las comarcas afectadas, al grado de desarrollo de los proyectos, a cuestiones como la titularidad suelo pero también a la necesidad de «prestar atención a zonas infradotadas por abandono del gobierno anterior» o a la necesidad de combatir la despoblación de zonas envejecidas de interior. Nueve de los diez centros en construcción, proyectados o apenas licitados son para atención de mayores o de pacientes disfuncionales.

Sólo en Llíria se trabaja en un futuro centro de recepción de menores, un proyecto al que se opuso el PP en el pleno de la Diputación, recordó Maria Josep Amigó, vicepresidenta provincial.

«Algo falla en una sociedad cuando se rechaza a los niños que no tienen padre ni madre», reflexionó Oltra al respecto, «no quiero una sociedad a lo Dickens donde los niños andan mendigando por las calles. Todos, grandes y pequeños, podemos quedar en una situación de desamparo, pero no en València, dónde tenemos a la Mare de Déu del Desamparats por una cuestión de tradición».