Un equipo de trabajo del Oceanogràfic ha logrado por primera vez a nivel internacional detener la enfermedad que arrasa la población de nacra, «Pinna nobilis», el bivalvo característico del Mediterráneo que está afectado por una enfermedad parasitaria hasta ahora desconocida en la especie. Sus estragos han hecho que su situación sea declarada «catastrófica», según informó el complejo marino.

Los ejemplares estudiados han sobrevivido a la enfermedad al cambiarles la salinidad, temperatura del agua y alimentación, por lo que el hallazgo da paso a la «esperanza» ante la reducción de alrededor del 80 por ciento de las nacras.

Se trata del molusco bivalvo más grande del Mediterráneo, endémico de este mar, que vive principalmente en las praderas de Posidonia oceánica y puede llegar a medir más de un metro de longitud y sobrepasar los 20 años de edad.

Las poblaciones españolas han sufrido un significativo aumento de mortalidad en varias zonas del litoral desde mediados de septiembre de 2016. La situación se ha extendido «de forma alarmante» por las costas de Andalucía, Región de Murcia, la Comunitat Valenciana y Baleares durante este año.

Actualmente, «solo se consideran libres de la enfermedad las poblaciones de nacra de la costa norte de Cataluña, pero se teme que pronto puedan verse afectadas», advierten desde el Oceanogràfic. En concreto, esta emblemática especie se ha visto afectada por el protozoo Haplosporidium, del que se sospecha que es la causa de la masiva mortalidad observada en las costas españolas.

Ante esa «dramática» realidad, técnicos, biólogos y veterinarios del recinto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias han conseguido tratar satisfactoriamente y por primera vez varios ejemplares de esta especie que está protegida por la directiva Hábitats de la Unión Europea e incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.

Es un hallazgo que ha sido tildado como de «trascendente» para la supervivencia de este bivalvo, dado que las nacras favorecen la biodiversidad marina, producen un ecosistema alrededor de sus valvas en el que se reproducen y viven otras especies de micro invertebrados.

Los cuatro ejemplares tratados forman parte de un proyecto dirigido a conseguir la maduración gonadal de la especie, con vistas a su reproducción para su posterior reintroducción en el medio natural.