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Regulación

Los drones ya pueden sobrevolar núcleos urbanos día y noche

Fomento liberaliza el uso de aeronaves no tripuladas - Un total de 2.600 empresas han obtenido la licencia para usar la nueva tecnología

Los drones ya pueden sobrevolar núcleos urbanos día y noche

Las aeronaves no tripuladas o drones ya pueden sobrevolar núcleos urbanos día y noche por debajo de 130 metros de altura y siempre que el piloto disponga de una licencia emitida por la Agencia Estatal de Seguridad (AESA).

Un Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros el viernes pasado liberaliza el uso de unos artilugios que fueron concebidos para uso militar pero cuya versatilidad permite todo tipo aplicaciones.

Israel Quintanilla, profesor de ingeniería Aeronáutica e Ingeniería Geomática en la Universitat Politécnica de València y pionero en la materia, asegura que "los drones han venido para quedarse".

La norma aprobada el viernes expande de forma exponencial las posibilidades de uso de las aeronaves no tripuladas, pero Quintanilla subraya que "antes, cuando se podían hacer muy pocas cosas", ya habían recibido instrucción trabajadores de 2.600 empresas para usar l anueva tecnología.

La administración, tanto autonómica como local, va un poco a la zaga, pero ya hay siete ayuntamientos que han formado policías, bomberos o personal de emergencias para aprender a usar los drones. Los pioneros son Algemesí, Xàtiva, la Vall d'Uixò, València, Nules, Picassent y Benidorm. La Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat también está a la vanguardia en el uso civil de la nueva tecnología para control de incendios o prevención de catástrofes.

La versatilidad que ofrecen los drones es impresionante. Son baratos. Su uso se ha extendido por todo el mundo. Quintanilla explica que el 70 % de los drones se fabrican en China, pero lo atractivo de las aeronaves no tripuladas reside en la tecnología que incorporan, en "los sensores que embarcan", que les permiten "detectar caídas de energía, fugas de gas, la composición del suelo, localizar cuerpos entre escombros, fisuras en aspas de molinos para energía eólica, etcétera, etcétera".

Algemesí y, casi a la par, Benidorm fueron las primeras entidades locales que acudieron a la Politécnica para interesarse por el uso de drones. En el primer caso para suplir a la única patrulla de policía rural que tenía encomendada la vigilancia de los campos del término municipal para evitar los hurtos. En el segundo, para tareas de salvamento marítimo y supervisión de los bañistas en las playas.

El Ayuntamiento de Algemesí tuvo que solicitar un permiso específico al Ministerio de Fomento para poder sobrevolar el términmo municipal. La autorización excluía expresamente el núcleo urbano, explica la alcaldesa, la socialista Marta Trenzano. Ese permiso no será necesario cuando se publique el Real Decreto aprobado el viernes pasado.

Un centenar de profesores

Quintanilla desliza que se puede conseguir una licencia on-line Pero es muy posible que resulte más caro que la formación que han recibido los policías locales de Algemesí, 150 horas de instrucción en un curso en el que están implicados un centenar de profesores que incluyen pilotos comerciales, controladores aéreos, doctores en ingeniería o expertos en ciertos aspectos del derecho.

El máster que dirige el profesor de Ingeniería Aeronáutica y Geodesia se extiende hasta las 600 horas. El departamento cuenta con siete grupos de investigación. Y todo el proyecto se ha levantado sin financiación externa ni ayudas públicas. "Ahora nos copian en la Politécnica de Madrid y en las de Sevilla y Huelva, algo debemos estar haciendo bien", presume.

La nueva normativa establece que por encima de los 120 metros (400 pies), el vuelo de aeronaves no tripuladas requiere comunicar el trayecto a las torres de control aéreo implicadas, como en el caso de cualquier avioneta.

Como los vuelos nocturnos deben definir sistemas de seguridad operacional que supervisará la AESA. Quintanilla recuerda que "todas las cuestiones relacionadas con aviación civil siguen protocolos muy estrictos para garantizar la seguridad de los pasajeros", una forma de proceder que resulta muy útil ante la llegada de los drones, aparatos que "pueden alcanzar los nueve metros de envergadura y pesar varias toneladas". "No son juguetes no, son aeronaves", concluye Quintanilla.

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