La unidad del Botànic se impuso en la votación de los presupuestos ayer en las Corts. La mayoría de izquierdas saca adelante las cuentas, que ascienden a 19.956 millones.

Pero los besos, abrazos y aplausos que deja la jornada no esconden las dificultades que el proceso ha tenido desde su gestación. El presupuesto caminó por el alambre y cuatro ex diputados de Ciudadanos tuvieron que salvar su tramitación a finales de noviembre. Fue el primer presupuesto en décadas que llegó a la cámara sin garantías de que fuera aprobado.

La confianza entre los partidos que gestionan el Consell, Compromís y PSPV, y el socio podemista quedó hecha trizas y las adhesiones inquebrantables de los dos primeros años se esfumaron.

El ejecutivo de Puig y Oltra comenzó a asumir entonces que gobierna en minoría. Pero aún así y ante la presión de sus socios puso dos líneas infranqueables: la tasa turística y el polémico sistema de recogida de envases SDDR. Ninguno de los dos aparece finalmente en el presupuesto, el último de la era botánica según admiten los actores principales. Podemos impone unos 300 millones de euros en medidas sociales, pero es curiosamente el partido al que peor le van las encuestas en esta tierra, donde el influjo de la política nacional es muy grande.

Uno de los primeros de España

El Consell se convierte en uno de los primeros gobiernos autonómicos de España que tiene ya aprobadas las cuentas de 2018, según remarcó ayer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

El portavoz de Economía de Podemos, David Torres, remarcó que su formación se convierte en la que mayor número de enmiendas ha visto aprobadas en la historia de las Corts Valencianes. «Ahora sí es el presupuesto más podemizado», lanzó desde la tribuna. La portavoz adjunta de Compromís, Mireia Mollà, asegura que el presupuesto es mejor que hace dos meses.