Aunque las investigaciones para esclarecer qué pasó el pasado sábado en el accidente que tuvo lugar en una gasolinera de Benicàssim, en el que murieron la joven de 20 años Andrea Carballo, y su novio, Víctor Llorens, de 28, denunciado por malos tratos y con una orden de alejamiento en vigor, aún no han concluido, cada vez se afianza más la hipótesis de que se trató de un asesinato machista. Así, la Guardia Civil de Tráfico ha constatado que no hay ninguna huella de frenada antes de la brutal colisión contra uno de los dos surtidores de la gasolinera de la N-340, que se incendió.

Este dato refuerza la hipótesis de que el accidente fue intencionado y de que se trata de un caso de violencia machista, como sostienen la familia y el entorno de Andrea.

Además del atestado de la Guardia Civil de Tráfico, cuyo instructor aún está pendiente de varios detalles técnicos antes de emitir el informe definitivo sobre las causas y la dinámica de la colisión, hay una segunda investigación a cargo del grupo de Policía Judicial de la comisaría de Policía Nacional de Vila-real, que estaba en el caso porque había tramitado la denuncia por malos tratos contra Víctor Llorens.

La Policía Nacional cuenta con grabaciones y otros elementos a partir de los cuales ha podido confirmar que Andrea fue introducida esa mañana de sábado «a la fuerza» en el turismo por su expareja.

La pareja había roto su relación de unos dos años el pasado noviembre, y este mes de diciembre la madre de la chica denunció que el joven la había intentado atropellar. Tras esta denuncia el Juzgado de Violencia sobre la mujer de Vila-real impuso al presunto agresor la prohibición de acercarse a la mujer a menos de 200 metros y de comunicarse con ella por cualquier vía.

La joven vila-realense contaba con medidas de protección por parte de una agente de la Policía Local de Vila-real. Asimismo, la madre y la hermana de la joven fallecida ratificaron ayer que Andrea había sido amenazada en varias ocasiones por su expareja.

Compañeras del almacén de cítricos donde trabajaba la joven víctima indicaron que ésta les había confesado en más de una ocasión los «problemas» con su expareja y que tenía «miedo». Amigas de la joven también confirmaron que el presunto asesino la maltrataba y tenía antecedentes por malos tratos hacia una pareja anterior.

Último adiós

La iglesia arciprestal de Vila-real acogió ayer la multitudinaria despedida a la joven en un funeral que congregó a cientos de personas, sobre todo jóvenes amigos de la fallecida, así como familiares y representantes municipales, encabezados por el alcalde de Vila-real, José Benlloch. Durante el sermón, el párroco lamentó este nuevo caso de violencia de género. «La violencia machista es una antirracionalidad de aquellos que no conocen el don del encuentro y del diálogo, recurren a la destrucción, a la muerte. Y el dolor, nuestro dolor se hace mayor cuando ponemos rostro a las víctimas de este tipo de violencia. En estos rostros está el de la joven de Vila-real, muy presente hoy en nuestro corazón y oración», dijo el párroco quien hizo un llamamiento a la colaboración para luchar contra esta lacra social.

«Somos conscientes de que es un problema difícil de resolver, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados. Todos, cada uno según sus posibilidades, podemos trabajar en favor de la convivencia, del diálogo, del respeto por el otro (...) Tenemos que trabajar en una sociedad justa e igualitaria, en la que el otro no sea el enemigo, sino el que camina conmigo. Hemos de apostar por una sociedad fraterna», añadió el cura quien finalizó diciendo que «la vida de Andrea y de todas las víctimas de la violencia machista no pueden quedar infecundas».