A menor dinero, menos gasto. La regla sería fácilmente aplicable en las cuentas públicas si no hubiera que mantener e incluso aumentar año tras año el dinero que se destina a carteras no negociables como sanidad. Esta es la paradoja sobre la que el Consell está intentando llamar la atención para reclamar, una vez más, una financiación justa para la C. Valenciana. Los fondos recibidos no son suficientes y la muestra está en la comparación con el resto de comunidades y las tensiones a las que se somete el gasto sanitario en las zonas que menos recursos reciben.

Así, la valenciana es la región que mayor esfuerzo inversor debería hacer a mismo gasto sanitario por habitante y, además, a costa de otras políticas como educación. Esta es la principal conclusión a la que se llega en el tercer número de«de «Papers de Finançament», informe realizado entre la Conselleria de Hacienda y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

El gasto sanitario supone la mayor mordida que se da a las transferencias que llegan de Madrid. Así, la C. Valenciana está por debajo de la media de gasto público en sanidad por habitante y se encuentra, ahora «en niveles de 2008 pese al envejecimiento» de su población en estos años. El promedio de euros por persona de 2009 a 2015 estuvo en 1.253 euros, mientras que la medida del resto de autonomías (salvo las dos forales) era de 1.277 euros. La inversión se dispara a los 1.581 euros si se tiene en cuenta lo que gastan en estas áreas con acuerdos propios de financiación con el Estado. El informe apunta así a la «desigualdad» en un servicio básico como la sanidad dependiendo de donde se viva.

Es más, si la C. Valenciana quisiera equiparar el gasto por habitante a la media del resto de comunidades (excluyendo a las forales) debería de invertir hasta un 62,9 % del total de fondos del sistema de financiación autonómica para, el mayor esfuerzo financiero a igual gasto de toda España.

El peligro que entraña esta desviación, según el IVIE, es que la presión va a seguir subiendo conforme pasen los años teniendo en cuenta tanto el aumento poblacional como, sobre todo, el envejecimiento de los habitantes que provoca una absorción mayor de recursos.

Y mientras se tensiona todavía más la sostenibilidad del sistema, otros recursos y áreas quedan al descubierto. Así se advierte también en el estudio que recuerda que la prioridad otorgada a los servicios sanitarios «limita los recursos disponibles o otros servicios fundamentales (educación o protección social), así como para políticas de inversión y apoyo a las actividades productivas».

«Si la valenciana es la peor financiada de todas las comunidades y el gasto sanitario es al que más recursos dedicamos, es de lógica pensar que nuestra sanidad es la principal afectada por un modelo de financiación injusto», apunta la secretaria autonómica de Financiación, Mª José Mira.