Aunque con la edad, la tarea se va complicando, en la actualidad existen clases online multidispositivo, técnicas de audio y video learning y otras soluciones basadas en las nuevas tecnologías que ayudan a los alumnos a mejorar sus conocimientos de una forma sencilla y adaptada al ritmo de la vida adulta.

Cumplimos años y dejamos de hacer muchas cosas que ha­cíamos cuando éramos niños. No se trata solo de tirarnos al suelo a jugar, darle collejas al ve­cino canijo o decir cualquier cosa que se nos pase por la cabeza. Lo cierto es que con los años vamos cambiando y al igual que nuestras rodillas «se oxidan», nuestra memoria también pierde fuelle. Los niveles en sangre de FGF21 (la hormona del enveje­cimiento) aumentan con el paso del tiempo, las células nerviosas implicadas en la renovación del aprendizaje se deterioran y la plasticidad de nuestro cerebro se va reduciendo.

¿Quiere decir esto que el ce­rebro es menos permeable a aprender a medida que se va ha­ciendo mayor? La respuesta es sí. Sin embargo, también está confirmado que la neuroplasti­cidad hace que estas neuronas sean capaces de regenerar­se tanto anatómica como fun­cionalmente y formar nuevas conexiones. Y eso sucede en cualquier época y momento de la vida siempre que forcemos a nuestro cerebro. Es decir, que le entrenemos.

Una mente a punto

El cerebro es un músculo, el más importante. Al igual que vamos al gimnasio o salimos a correr para ejercitar y fortalecer nuestro abdomen, brazos o pier­nas, debemos entrenar nuestra mente para aprender y vivir más y mejor.

Cantar, leer, pintar, ver una pe­lícula, hacer crucigramas, puzles o un sudoku, disfrutar de acti­vidades de ocio, enfrentarse a nuevos desafíos diariamente… «Con estas actividades hacemos que el cerebro se encuentre más ágil, realice las actividades dia­rias con mayor facilidad, mejore nuestra capacidad de concentra­ción y procesamiento de nueva información, permitiéndonos lle­var un ritmo de vida alto durante más tiempo. Todo esto sin olvidar que entrenar el cerebro también consiste en tener momentos de descanso», explican desde el Hospital Casaverde, expertos en neurorehabilitación.

Son muchas y variadas las recetas para mantener nuestro cerebro en forma, pero hay una que cuyos efectos a largo plazo son especialmente notables: hablar inglés. Ser capaz de expresarse en más de una lengua no solo es una herramienta de comunicación y social increiblemente valiosa sino que tiene unos beneficios y recompensas para la salud inesperados.

Entrenar el cerebro aprendiendo idiomas

«El aprendizaje de un nuevo idioma requiere una mayor ca­pacidad atencional, memoria, concentración y esfuerzo para crear nuevas conexiones lingüís­ticas que facilitarán el uso fluido de una nueva lengua. Ya sea por hobbie o por necesidad, aprender un nuevo idioma supone un reto cognitivo», señalan los expertos de Casaverde. Albert Costa, autor de El cerebro bilingüe, resalta que «hay áreas que tienen más mate­ria gris, más densidad de neuro­nas, en las personas que hablan dos idiomas» y la investigadora Ellen Biaystock, de la Universidad de York (Canadá), afirma que «el bilingüismo protege contra el alzheimer».

Estos beneficios se producen porque la persona bilingüe se ve obligada a elegir la palabra más adecuada en cada situación -¿perro o dog? ¿car o coche?- y así ejercita su cerebro haciendo que esté en mejor forma. Y para ello no hace falta ser bilingüe de nacimiento. Las ventajas se observan en personas que ad­quieren su segunda lengua más tarde o siendo adultos. De hecho, los investigadores afirman que con solo unos meses de apren­dizaje y uso cotidiano de ambos idiomas es suficiente para que nuestro cerebro empiece a expe­rimentar cambios.

Hoy en día las nuevas tec­nologías hacen que la tarea de aprender inglés sea algo sen­cillo y accesible y empresas como BlueSky Learning ofrecen a los alumnos cursos online que cuentan con la acreditación de Cambridge University Press. «Cuando te haces adulto, el tra­bajo o a las responsabilidades familiares complican desplazarse a una academia o ajustarse a un horario. Con las nuevas tecnolo­gías al servicio del aprendizaje de idiomas, el alumno ya no va a cla­se, son las clases las que van al alumno adaptándose a su timing», explican.

Si siempre se han planteado comenzar a estudiar un segun­do idioma pero les faltaba el empujón final. Si son de los que necesitan perfeccionar sus co­nocimientos de inglés pero no encontraban el momento. Aho­ra tienen un motivo más dar el paso. Nunca es tarde. Elijan la opción de estudio que más se adapte a su situación y ¡buen entrenamiento!