Horarios excesivos
Falta de atención a otras actividades para dedicar cada vez más tiempo a jugar
Peores notas
Ignorar las obligaciones y otras actividades de ocio con una bajada de rendimiento académico o laboral.
Irritabilidad si no puede jugar
Si el afectado no puede o no se le permite jugar muestra inquietud, angustia, irritabilidad y hostilidad.
Euforia al jugar
La persona se muestra bien y activa mientras juega.
Trastorno de sueño
La persona puede alterar sus horarios, trasnochar o comer mientras juega para no perder tiempo.
Descontrol de tiempo
Suele jugar más tiempo del que cree y fracasa cuando intenta reducirlo.
Aislamiento
Deja de quedar con amigos y se aleja de la familia.
Falta de conciencia del problema
No es consciente de que tiene un problema y lo niega.
Mentiras y negación
El afectado miente a su entorno sobre el tiempo que dedica al juego.
Síntomas físicos
Descuido de la imagen personal, alteraciones de suelo y alimentación, dolores posturales, dolor de cabeza.