Sólo quedan tres años para que expire su licencia en marzo de 2021 y la central nuclear de Cofrentes no hace más que acumular malas noticias de cara a su posible prórroga.

El pasado sábado se procedió a la reconexión de la instalación después de estar una semana parada, desde el 6 de enero, para «realizar tareas de mantenimiento» -que según desveló Levante-EMV respondían a una pequeña fuga en el sistema hidráulico de accionamiento de barras de control-.

Sin embargo, la planta sufrió una nueva parada provocada por la excesiva vibración de la turbina. El problema se solventó, la central se encuentra ya operativa y a pleno rendimiento, pero este suceso incrementa todavía más la presión para que dentro de tres años no se apruebe la prórroga de la licencia de explotación.

Según informó el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), «durante el arranque programado de la planta se produjo una desconexión de la red exterior debida a la parada automática de la turbina por alta vibración en uno de sus cojinetes».

En ese momento, la unidad se encontraba al 18 % de potencia. La respuesta de los sistemas ante la parada fue «correcta», por lo que se procedió a estabilizar la instalación y se comprobó que las vibraciones de los cojinetes de la turbina se mantenían estables por debajo de los límites predeterminados.

Tras ello, se verificaron los parámetros de funcionamiento de los principales sistemas de la planta y se confirmó su correcta marcha para, a continuación, seguir con las maniobras de acoplamiento a la red eléctrica de la unidad, según confirmó el CSN.

A lo largo del fin de semana se procedió progresivamente a subir la carga, por lo que ayer la planta ya se encontraba operativa y a pleno rendimiento. Asimismo, el suceso no tuvo ningún impacto sobre los trabajadores, el público ni el medio ambiente, indicó el CSN.

Este nuevo incidente se produjo el mismo día en que se reactivaba la planta, que estaba parada para realizar tareas de mantenimiento porque se había producido una fuga en el sistema hidráulico de accionamiento de las barras de control, que vienen a ser los «frenos» del reactor.

Y este suceso se producía cuando ni siquiera había pasado un mes desde la reconexión de la planta a la red eléctrica tras estar 75 días sin funcionamiento. En aquella ocasión, la parada había sido programada para una recarga de combustible, pero entonces se descubrió que una pieza de una válvula se había desprendido y permanecía atrapada en una tubería, lo que alargó la pausa. Las incidencias en Cofrentes en menos de un año ya alcanzan casi la decena.

«Un patrón que se repite»

«Este suceso no hace más que abundar en lo que ya advertíamos. Las cosas no se están haciendo bien por las prisas y, además, la central está vieja y deteriorada», criticaba ayer José Juan Sanchis, portavoz de la plataforma Tanquem Cofrents.

Respecto a la acumulación de incidencias, Sanchis insistió en que «es un patrón que se lleva repitiendo bastante tiempo y que refuerza la exigencia de que la central cierre ya por la salud de sus trabajadores y de su población». Tan solo en tres años se debe decidir sobre la prórroga o el cierre de la planta. La cuenta atrás ya ha empezado.