El de ayer fue un nuevo ejemplo de que lo que ocurre en Cataluña no se queda en Cataluña. En un repleto Saló de Corts del Palau de la Generalitat, Ximo Puig entregó el XXVI Premio de Convivencia que otorga la Fundación Profesor Manuel Broseta a la Societat Civil Catalana (SCC), asociación promotora de las manifestaciones en Barcelona a favor de la unidad de España y en contra del derecho a decidir que defienden los independentistas.

Entre el discurso de Puig y el de José Rosiñol, presidente de la entidad, hubo distintos matices, algunos de tanto calado que Rosiñol, «por respeto institucional», no quiso posteriormente entrar a opinar.

El jefe del Consell aprovechó el acto para reiterar su preocupación por la «recentralización» del Estado e intentó ahondar en una tercera vía basada en el diálogo, «y el diálogo implica obligatoriamente reconocer a los otros como iguales».Tuvo críticas veladas así tanto para los independentistas, como a los autoproclamados «constitucionalistas»,

entre los que se sitúa Societat Civil Catalana.

Su presidente, preguntado por la relación de la entidad con la extrema derecha, defendió que en la manifestación de la capital catalana «estuvo también Paco Frutos, del Partido Comunista (PCE). Llamarte fascista es lo que hacen los separatistas porque no piensas como ellos», apostilló.

«Ni uniformidad, ni identitarismo, que nadie olvide en el debate territorial que en los territorios viven personas», explicó por su parte el presidente de la Generalitat, alineándose así con la postura que marca el PSC de Miquel Iceta en Cataluña.

«Que nadie utilice el separatismo para menospreciar las diferentes lenguas, culturas y sentimientos que existen en España», advirtió Puig. «Que nadie utilice el separatismo para recentralizar», añadió el jefe del Consell, en consonancia con lo repetido en los últimos tiempos también por sus socios de acuerdo de Gobierno, Compromís y Podemos.

El presidente apeló a la Constitución. También lo hicieron Rosiñol, de la SCC, y el presidente de la Fundación Profesor Manuel Broseta, Rafael Ferrando, aunque de un modo diverso. «La democracia no es un monólogo», apuntó Puig, al tiempo que añadió que, a su entender, es necesaria una «actualización» de la Carta Magna.

De los valores de «la ley suprema» habló Ferrando para referirse a la entidad premiada, y llegó a comparar el golpe de Estado del 23F con la situación actual que se vive en Cataluña. Hizo una exaltación de la Transición y de «los hombres buenos de Estado» como el profesor Broseta, asesinado ayer hace 26 años.

«Hay riesgo incipiente»

«Nadie tiene que venir a darnos lecciones de democracia. Cuando pensábamos que habíamos superado el golpe, en los últimos tiempos se ha abierto otra brecha que amenaza el legado» de quienes lucharon en aquel momento por la democracia, lamentó Ferrando, quien calificó de «valiente y meritoria» la labor de SCC. «Están haciendo una labor encomiable frente al grave ataque a la legalidad y a nuestra sociedad», apuntó el presidente de la fundación.

Palabras como «convivencia» o « senytambién en el tono del ataque a los valores constitucionales. «Hay una fractura sin precedentes. Muchas familias que no se hablan por sus discrepancias, amigos de toda la vida que han dejado de tener relación, enormes silencios entre compañeros de empresa e incluso grupos de wasap eliminados».

A preguntas de los medios, Rosiñol vaticinó una situación similar a la catalana en la C. Valenciana, aunque de manera «incipiente». Es en Baleares donde halla mayor «riesgo». «Volveremos a salir a la calle, no para generar conflicto, sino para reclamar respeto a la Constitución y al Estatut», detalló en su discurso. Rosiñol agradeció el galardón, que vio como «un enorme impulso».

«Ha llegado el momento de abrir una nueva etapa en Cataluña, una etapa en la que reine la convivencia, la concordia y el respeto entre los catalanes», explicó, aunque descartó formar un partido político. «SCC respeta que haya ciudadanos en Cataluña que quieran la independencia» pero «nunca va a tolerar que se actúe al margen de la ley».