La iniciativa de Podemos para recortar privilegios a los expresidentes de la Generalitat está condenada a chocar contra el mismo muro que la presentada por la formación morada al inicio de la legislatura, que ya encalló por falta de apoyos. Los socialistas no tienen ninguna intención de modificar el estatuto de expresidentes para rebajar las prerrogativas de quienes abandonan la presidencia de la Generalitat. Podemos es partidario de reconocer la figura, pero no de darle un sueldo como ocurre ahora con Francisco Camps en el Consell Jurídic Consultiu (CJC) o de mantener por ejemplo la oficina de expresidente que tiene abierta el también senador Alberto Fabra y que Podemos puso ayer en duda que tenga alguna utilidad.

No pueden volver a la vida laboral

Pero el PSPV asegura que casi ninguno de ellos está en condiciones de volver a la vida laboral porque su cargo es después incompatible con casi toda la actividad privada.

El portavoz, Manolo Mata, no cree que dotar a los expresidentes de «una minioficina con dos personas y un conductor» sea un problema y lo único que lamenta es la «mala suerte histórica» que los valencianos han tenido con sus presidentes. «Excepto Lerma, ha habido más de un personaje siniestro y Camps tiene difícil reinserción», señaló ayer en las Corts. Tampoco cree que deba cambiarse la norma para incluir conceptos de reprobación como la imputación.

Reproches por el premio Broseta

Mientras, respecto al premio a la entidad Societat Civil Catalana, Podemos criticó que la entrega la realice el presidente y en el Palau. Para Compromís tampoco resulta adecuado que el acto se realice en el Palau y su portavoz, Fran Ferri, lamentó ayer que se dé a una entidad vinculada a la extrema derecha y el franquismo. «Solo hace falta escuchar al presidente tras recibir el premio», lamentó Ferri.