La falta de costumbre complica las cosas más sencillas. Los primeros exámenes convocados en los últimos 17 años para cubrir 76 plazas en el área de Salud Pública provocaron un aluvión de quejas de parte de los opositores.

Un total de 960 trabajadores considerados personal estatutario acudieron a las pruebas convocadas el sábado 13. El domingo 14 acudieron 3.144 aspirantes, un número de implicados que obliga a proceder con la «máxima pulcritud y transparencia, según subrayaron fuentes sindicales.

Nerviosos. Tensos. Desubicados en el inmenso campus de Tarongers de la Univesitat de València. Las indicaciones para localizar el aula de examen y las vías de acceso no eran de fácil interpretación, según una fuente del CSIF. «Los opositores que acudieron al campus de Tarongers lo hicieron sin saber qué aula les correspondía», denunciaron.

Pero si hay una queja en la que coinciden el CSIF y CC OO es en la falta de garantías en torno al anonimato de los aspirantes que cumplimentaron los exámenes. La falta de separación de las plantillas de los exámenes provocó quejas de decenas de trabajadores públicos, según coincidieron en señalar fuentes de ambos sindicatos.

«El proceso de separación de la primera y la segunda página debe garantizar el anonimato en la corrección, previsto en las bases de la convocatoria, puesto que se corrige la hoja dondeno hay datos personales», explicaron fuente de CCOO.

«Esta separación, según los opositores, no se realizó en presencia de ellos, por tanto queda en duda que se hiciera», según la misma versión. «CC OO insiste en que es fundamental que se otorguen las máximas garantías a los opositores, el cumplimiento objetivo de las bases de la convocatoria y que en todas pruebas el proceso sea transparente y participativo».

Desde el CSIF abundaron en el mismo problema: «La convocatoria especifica que el órgano técnico de selección tomará las medidas que sean necesarias para garantizar el anonimato en la valoración de las pruebas. No obstante, el pasado fin de semana la recogida de la planilla de respuestas se hacía sin separar, en presencia de los opositores, la hoja original con sus datos y una de las copias, que únicamente lleva un código de barras», y que es la que se supone que deben revisar los correctores para garantizar el anonimato más absoluto a los asrpirantes a una plaza.

La Conselleria de Sanidad, a través de un comunicado, apuntó: «El procedimiento utilizado para las contestaciones de los distintos ejercicios realizados es un procedimiento de examen y corrección estandarizado que garantiza absolutamente el anonimato de los aspirantes y cumple con todas las garantías».

Fuentes de CC OO y del CSIF, sin embargo, explicaron que se habían distribuido decenas de formatos para presentar alegaciones al procedimiento que «podrían poner en riesgo el proceso selectivo», que se completará con nuevas pruebas a fin de mes.

Redacción confusa

Desde CSIF subrayaron además que «la redacción de algunas preguntas no se ajustaba a las funciones reales de los puestos» o, sencillamente, carecían de la precisión requerida para el primer examen en casi dos décadas.