Tuvieron todo el mando en el PP de la C. Valenciana y, en algún caso, importantes parcelas de poder dentro del Consell pero ahora son repudiados por sus antiguos compañeros.

La cúpula popular lo tiene claro: abandona a su suerte a sus antiguos dirigentes, recuerda que hace tiempo que «están fuera del partido» y marca distancias: «Estamos hablando de otra época».

A la espera de lo que ocurra hoy mismo cuando se reinicie en Madrid el juicio por la financiación ilegal del PP en las elecciones autonómicas de 2007 y en las generales de 2008, la estrategia de la dirección popular es nítida: desligarse de aquella etapa y tratar de mantener la calma sobre un impacto electoral que puede crecer todavía más con un calendario que en 2018 está plagado de citas judiciales originadas en investigaciones por corrupción que se remontan a la gestión del PP en las instituciones valencianas.

Hay incertidumbre, en todo caso, dentro de las filas del PP sobre la intención de Pablo Crespo, número dos de la trama Gürtel, y de Álvaro Pérez «El Bigotes», el enlace de la red corrupta en la Comunitat, de tirar de la manta y confesar los tejemanejes de la financiación ilegal de los populares para intentar atenuar la pena de prisión a la que se enfrentan, un acuerdo que al cierre de la edición no estaba aún cerrado.

Entre los populares se han desatado todas las especulaciones sobre la posibilidad de que los jefes de Gürtel pongan el foco ahora en la figura de Francisco Camps. Pero la dirección del PP, sea como fuere, se desmarca por completo de sus antiguos responsables. «Ya están fuera del partido. Es una situación que no depende de este equipo de dirección», señalan fuentes populares. Eso sí, piden que se ponga en cuarentena la versión que ofrecen los «capos» de la trama Gürtel.

«Ni lo sé ni me corresponde saber si hay pactos», manifestó ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en una entrevista en la Cope transmitiendo cierta sensación de molestia. «Cualquier gobierno espera que los tribunales juzguen estos hechos con independencia, en condiciones de igualdad y en el máximo respeto por parte de todos», dijo la número dos de Rajoy.

«Es inadmisible que un juicio como éste dure años y años», se quejó Javier Maroto, vicesecretario del PP. En su opinión, con una «justicia lenta» hay una «sensación de impunidad» y «hay mucha gente cansada de escuchar siempre lo mismo, la misma historia». Y subrayó que las declaraciones en este juicio son «de parte».

En esa línea, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, encuadró también el posible acuerdo de los cabecillas de Gürtel con la fiscal.

¿Impacto electoral en la C. Valenciana? La dirección del PP cree que hay que esperar. Un año y medio, dicen, es un mundo en política.