Sesenta y ocho diputados de las Corts Valencianes, más de dos tercios del Parlamento valenciano, exigieron ayer al expresidente de la Generalitat Francisco Camps que abandone su cargo en el Consell Jurídic Consultiu (CJC) y todos los privilegios que recibe por su condición de exjefe del Consell. La resolución será papel mojado para el expresidente, que no tiene ninguna intención de marcharse.

Los populares, que abrieron el miércoles la puerta a su reprobación (sin la firma del partido de Bonig no se hubiera producido el debate), optaron ayer por la abstención, la solución que consideraron menos dañina para su imagen y sus intereses como organización. De hecho, según las fuentes consultadas, una parte importante de los 30 diputados, que podría llegar a la mayoría, apostaban por rechazar la propuesta de Compromís de reprobar al expresidente.

Tal era la división interna que ha generado esta reprobación en el PP que tras la disparidad de criterios en el consejo de dirección del grupo parlamentario del miércoles, Bonig decidió no reunir a la totalidad del grupo ni el miércoles ni ayer para debatir sobre el sentido del voto. «Si hubiera habido votación habría salido el no», aseguraba ayer un diputado.

El miércoles por la mañana, antes de la declaración inculpatoria de Ricardo Costa en el juicio de la financiación ilegal, el partido dijo a los diputados que habría abstención, pero tras tirar el exnúmero dos de la manta, los más cercanos a Bonig apostaron por un sí que rompiera definitivamente con el pasado y reprobar a Camps.

Finalmente, la abstención evita al PP salir en defensa del expresidente, pero tampoco permite pasar totalmente la página del pasado. En el PP admiten que la envenenada propuesta de Compromís les ha puesto en una situación muy complicada y ha generado un amargo debate interno. Como no había unanimidad se ha optado por la abstención. Diputados cercanos a Bonig apostaban por romper definitivamente con Camps pero otros entienden que se cometió un error con Rita Barberá cuando se la reprobó en las Corts y la posición de estos ha pesado y mucho. En el partido es evidente que las heridas que generó aquella reprobación de Barberá pocas semanas antes de repentino fallecimiento aún no se han cerrado.

Exconsellers en la bancada del PP

Por ello optan por el camino de en medio, un voto que no fracturara al partido. En las filas del PP hay diputados como Alejandro Font de Mora, José Ciscar o María José Català, todos ellos consellers designados por Camps. No era descartable la fuga de votos o ausencias llamativas en la votación.

La tensión en el PP era ayer extrema. Caras largas, de funeral, tras la inculpación de Costa del miércoles y con el PP valenciano convertido en diana mediática en toda España, se quejaban los populares.

Una tensión que se evidencia también en que el PP realizó ayer dos posicionamientos diferentes respecto a la reprobación de Camps: el de la abstención en el Parlamento valenciano y el del voto en contra en el Ayuntamiento de València, que aprobó una moción de urgencia para que el expresidente abandone su cargo. Incluso en el pleno de las Corts ayer hubo un momento en que los diputados del PP estuvieron a punto de marcharse del pleno ya que los letrados señalaron que no podían defender su enmienda a la reprobación a Camps.

Un debate muy intenso

La portavoz adjunta del PP María José Català hizo realmente un discurso del 'no' aunque el partido se abstuviera. Remarcó que la iniciativa de Compromís destila «ira, furia, resentimiento y venganza» y rechazó que las Corts sean «un tribunal de honor porque eso era propio del franquismo». Recordó que Camps no tiene sentencia en contra ni ha sido procesado. Incluso señaló que Enric Morera y Enric Nomdedéu se integraron con el Bloc en candidaturas con nacionalistas catalanes vinculadas después al cobro de comisiones en el caso Palau. Ciudadanos se sumó a la reprobación a Camps, Podemos recordó que la reforma del estatuto de expresidentes sigue pendiente y Compromís y PSPV exigieron la salida de Camps.