Cuando se incorporó a Orange Market heredó un sistema de trabajo que ya estaba establecido (con pagos en ´a´ de Alicante y en ´b´ de Barcelona) y eran sus jefes, Pablo Crespo y Álvaro Pérez, quienes le decían lo que tenía que hacer: «yo seguía el procedimiento que me indicaron para facturar y nunca pensé que estaba haciendo nada anómalo».
Cándido Herrero, que fue contratado por la trama Gürtel como jefe de producción pero que acabó encargándose de la facturación, se presentó ayer ante el juez como una víctima de la red «cuando lo único que hice fue defender mi puesto de trabajo».
Herrero, que se enfrenta a una petición de casi dos décadas de prisión, precisó que nunca recibió dinero en metálico y que jamás se relacionó con políticos. «Eran ellos los que lo hacían», dijo en relación a los cabecillas de la red.
A preguntas del abogado del Estado, Herrero aseguró que no era consciente de la existencia de dinero opaco «porque yo me limitaba a hacer anotaciones» y explicó al magistrado, sin que nadie se lo preguntara, que lleva «diez años sin trabajo viviendo de la caridad de mi familia y la de mis amigos».
