Un agujero negro da cabida en Xixona a casi cualquier tipo de basura sin tratar. No lo niegan ni los gestores del vertedero ni la administración. Es una realidad consentida y permitida. Decenas de camiones llegados de toda la Comunitat Valenciana lo visitan cada día. Allí abocan toneladas y toneladas de desperdicios. La planta de Piedra Negra sólo tiene capacidad para procesar residuos domésticos, pero el vertedero engulle mucho más de lo que se tira al contenedor verde. Un vídeo grabado en las instalaciones al que ha tenido acceso el diario Información -del mismo grupo editorial que Levante-EMV- evidencia cómo se arrojan colchones, sofás, escombros, podas o desechos industriales de toda la Comunitat Valenciana. Así lo admite la Conselleria de Medio Ambiente, que asegura que en un futuro cada provincia deberá gestionar lo suyo. Mientras tanto Alicante entierra cada día los desechos que generan los polígonos industriales desde Vinaròs hasta Pilar de la Horadada. ¿Quién lo controla? Teóricamente el que envía el contenedor, porque a la planta llega directamente para ser sepultado.

Las imágenes se grabaron el pasado 13 de diciembre y han sido visionadas por la propia empresa, reiterando que esto es una práctica habitual y autorizada. Aún así, suponen un valioso testimonio gráfico para dar a conocer cómo se trata realmente la basura que se genera en parte de la provincia y de la Comunitat Valenciana, mientras al ciudadano se le alecciona con la importancia del reciclaje y se le cobra a los ayuntamientos un plus por los desechos más difíciles de eliminar, cuando la realidad es muy distinta.

Llama especialmente la atención el destino final que se da a los muebles en desuso, esos que los ciudadanos ya no quieren. En una de las secuencias puede verse cómo un vehículo pesado levanta su volquete y empiezan a caer colchones, sofás y otro tipo de mobiliario. Nada se recicla. Madera, elementos metálicos, textiles, muelles y demás acaban sobre el terreno hasta que llega otro camión. La justificación para no recuperar es que la planta carece de máquina para ello. Y nunca en su historia lo ha hecho desde que abrió en 2003 gestionada por una empresa pública.

Minutos después llega otro camión cargado de podas. Se arrojan justo al lado. La empresa justifica que al ir mezclado con otros materiales tampoco se puede reciclar en un centro especializado.