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Primarias socialistas

Un poder comarcal muy repartido

Nadie pierde del todo y nadie arrolla, aunque el sector de Ábalos sale peor parado con una segunda derrota frente al "ximismo"

Como algunos 22 de diciembre, las primarias comarcales dejan un poder socialista muy repartido. Nadie ha perdido del todo y ninguna corriente ha arrollado tampoco.

Ximo Puig se queda con el premio principal con la trabajada victoria de Sandra Gómez en la ciudad de València, la de mayor peso simbólico, especialmente tras los movimientos en los censos de los días previos; José Luis Ábalos y los suyos tienen al menos la pedrea e incluso los jóvenes barones locales con esperanzas de poder futuro han colocado piezas importantes en el tablero comarcal: Jorge Rodríguez logra que uno de los suyos (Roger Cerdà) gane en la Costera y consigue que sus tropas lleguen al mar por vía indirecta, ya que el candidato de uno de sus afines (el alcalde de Almussafes) es el triunfador en la Ribera Baixa; por su parte, Carlos Fernández Bielsa sitúa a su aspirante, Eva Sanz, como la más votada en l'Horta Sud, mientras que el hace unas semanas perdedor en Castelló José Benlloch recupera espacio en el proceso comarcal.

El sector del 'no es no' encabezado por el poderoso secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ya demostró en las primarias de país y en las provinciales que quiere competir en todas las estructuras. Su candidato (Rafa García) perdió contra Puig para liderar el PSPV y su candidata (Maite Girau) ha perdido ahora contra Gómez para encabezar el partido en la capital. Dos derrotas que cualquiera entendería que dañan la imagen en Ferraz del hombre con más poder después de Pedro Sánchez, pero que parece que no lo amilanan.

Ábalos, el amigo del rey socialista, no pierde de vista la olla casera. Claro que actúa en la C. Valenciana con la percepción de que lo que pase a este lado del pantano de Contreras no afectará a su buena reputación en Madrid.

En clave interna, medirse significa consolidar poder. Girau ha perdido ampliamente, pero sabe que tiene legitimidad para reclamar una porción del 42,5 % en los estructuras de partido.

A estas alturas de proceso de renovación, el sector sanchista de Ábalos es claramente minoría en el PSPV, pero es el bloque más uniforme y sólido.

El ximismo es otra cosa. No se ajusta a la categoría de sector o corriente. Es lo que alguien de dentro definió como una UTE de distintos intereses y sensibilidades. Eso significa que el grupo es variable en cada proceso.

El éxito de Sandra Gómez se basa en que ha logrado reunir a su alrededor a todos los no abalistas, pese a las profundas distancias entre ellos: desde la FSP-UGT a los Volem i Podem, Izquierda Socialista y ese extraño magma del establishment socialista (altos cargos, altos funcionarios y profesores universitarios) poco dado a estas consultas y que pisa poco o nada las agrupaciones.

En las primarias de Puig y García votó el 66 % del censo de la ciudad. Ahora lo ha hecho el 75 %. Puig ganó por 75 votos en la capital (20 si se cuentan los afiliados directos). Gómez ha vencido por 155. La diferencia es significativa. Puede indicar entre otras cosas que el efecto de indignación por el derrocamiento de Pedro Sánchez se va diluyendo.

Pese a la victoria en València de Sandra Gómez y a tener representación de alguna forma en casi todas las comarcas, el ximismo se estrella en l'Horta Sud, la demarcación más poblada. El suyo, Guillermo Luján, no pasa el corte de la segunda vuelta.

Las primarias comarcales dejan también la estampa de una cúpula del PSPV respondona ante lo que veía como un pucherazo avalado por Ferraz. Los resultados refuerzan la autonomía de Blanqueries. Habrá que ver si lo paga a la larga en un partido donde la jerarquía aún cuenta.

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