Neutralizar el discurso federalista que promueve el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y mantener a nivel nacional las alertas ante un nacionalismo que busca extenderse y que tiene a la Comunitat Valenciana como próxima parada.

Con este doble objetivo, Isabel Bonig, presidenta del PP de la Comunitat Valenciana, viajará hoy a Madrid para reunirse con el grupo de senadores y senadoras de su partido, un grupo que, a diferencia de lo que ocurre en el Congreso, sí goza de mayoría absoluta y tendría, llegado el caso, capacidad de vetar cualquier reforma constitucional.

La reunión servirá a Isabel Bonig para tratar de ganarse un espacio como abanderada en su partido de la causa españolista, al tiempo que, como apuntaban ayer desde la dirección regional, se adelantará al presidente Puig, a quien poco menos que presentará como el nuevo Puigdemont de la política valenciana.

Cabe recordar que el jefe del Consell ha solicitado comparecer ante la Cámara Alta para defender la reforma el sistema de financiación y un nuevo modelo territorial que acabe con los conflictos actuales y frene una posible recentralización. Es su proyecto de una reforma para avanzar en el modelo federal, calificado por Bonig como «muy peligroso».

Cuando esta comparecencia tenga lugar, los senadores populares ya habrán sido alertados por Bonig para quien el jefe del Consell es el máximo responsable de permitir que «el proyecto catalán» se instale en la Comuntitat Valenciana, tal como dijo este fin de semana en un acto en Torrent. Les dirá, avanza el PP en una nota, que el proyecto de Puig es excluyente y les pedirá un «frente común» contra todos aquellos que ponen en cuestión la unidad de España.

Bonig arrancó 2018 cambiando de diana: ya no es Mónica Oltra, sino el presidente Puig su objetivo. «Voy a por ti», le espetó la lideresa al jefe del Consell el día en que las Corts aprobaron los presupuestos de la Generalitat. Y así está siendo.

Y es que populares valencianos, que intentan recuperarse del zarpazo del juicio Gürtel sobre la financiación irregular del partido, se resisten a cruzarse de brazos y buscan un discurso en el que además de sentirse cómodos, les valga para minar electoralmente a socialistas y Compromís; y evitar que Ciudadanos les coma terreno.

Bonig, que defiende sin tapujos el patriotismo español, está convencida de haber encontrado la vía de agua del Consell bipartito. Para ello, debe convencer a la ciudadanía de que la Comunitat Valenciana está transitando el mismo camino del independentismo catalán y que Puig es cómplice al no parar los pies a sus socios de Compromís.

Así las cosas, mientras que una buena parte de la coalición que lidera Mónica Oltra y el propio PSPV se esfuerza por alejarse del soberanismo catalán, el PP valenciano se esfuerza en lo contrario: en poner de relieve los paralelismos, de ahí que asuntos como el plurilingüismo y el adoctrinamiento en las aulas, estén presentes de forma continua.

Bonig no sólo se encuentra cómoda en este discurso. No le genera ninguna ninguna fricción con Génova, que en estos momentos estaría cerrada a proyectos territoriales que ahondaran en el autogobierno. Cabe apuntar que aunque el presidente Rajoy abrió en su momento la puerta a un posible reforma constitucional, el mismo se ha encargado de enfriar el debate. No es su prioridad.

En comunión con Génova

La lideresa del PP, que el miércoles dio una conferencia en presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dejó claro que la dirección nacional y Moncloa tienen en ella una aliada.

Con el conflicto catalán al rojo vivo y con el repunte del sentimiento españolista, los populares valencianos consideran que este es su espacio natural y deben pelearlo para que no sea ocupado por Ciudadanos.

Según las fuentes del PP, Bonig reivindicará también un nuevo modelo de financiación para la Comunitat Valenciana. Ahora bien, la petición irá unida a una puesta en valor (en la línea argumental del Gobierno) de los fondos provenientes del Estado hacia la Comunitat Valenciana y el clásico recordatorio de que el padre del modelo es Zapatero.