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Investigadores

La ciencia valenciana, bajo mínimos

Investigadores de prestigio internacional como Eugenio Coronado, José Capmany y Deborah Burks critican los recortes del Gobierno - Los científicos consideran que la financiación es «escasa y está mal repartida», genera incertidumbre y perjudica la competitividad

La ciencia valenciana, bajo mínimos

Proyectos a medias o bloqueados, subvenciones que alcanzan su mínima expresión, plazas restringidas, retrasos en los planes e incertidumbre. Mucha incertidumbre. Cuando se alcanza un reconocimiento científico nacional o internacional el protocolo se repite: palmaditas en la espalda y felicitaciones por parte del Gobierno y una reivindicación clara por parte de los científicos premiados. Y es que en ciencia, falta presupuesto, inversión, planificación, medios y personal. Los investigadores llevan años exigiendo un cambio ante un abandono evidente por falta de quienes lideran el país. Pero, tras el acto y las fotografías, la ciencia sigue abandonada a su suerte y los investigadores continúan haciendo malabarismos para conseguir sacar sus proyectos adelante.

Ante una situación cíclica que no tiene visos de mejorar, un grupo de investigadores, encabezados por dos miembros de la Real Academia de Ciencias, ha lanzado una recogida de firmas en la plataforma Change.org para denunciar, una vez más, el «progresivo abandono de la ciencia española provocado por los recortes». Condiciones precarias y recursos limitados que no les permiten ir más allá. De esta forma, los investigadores buscan el apoyo de la sociedad para entregarle al Gobierno el mayor número posible de firmas. Y la respuesta de los científicos valencianos con mayor prestigio internacional no se ha hecho esperar.

Poco dinero y para todos

El catedrático y director del Instituto de Química Molecular (IQMol) de la Universitat, Eugenio Coronado es uno de los químicos valencianos con más prestigio internacional. Premio Nacional de Investigación en sendas ocasiones y Jaime I de Nuevas Tecnologías, es uno de los pocos científicos valencianos con una «Advanced Grant», el proyecto de investigación de mayor prestigio que financia la UE. Coronado habla claro y asegura que ha recurrido ante el Gobierno la financiación de su proyecto tras recibir, por primera vez en diez años, «menos de la mitad de lo que he recibido en ocasiones anteriores para un proyecto valorado como excelente».

Y es que para Coronado, el reparto de los fondos de investigación es una especie de «café para todos» que «intenta llegar al máximo número de proyectos con financiación, para que ninguno se quede fuera. Sin embrago, lo único que consiguen es que llegue dinero a más proyectos, aunque esto suponga una reducción drástica de los planes que van a la cabeza. Así, si la inversión inicial se reduce y el pastel se reparte para que todos (o la mayoría) tengan una parte del mismo, lo único que se consigue es que los proyectos competitivos no funcionen bien porque no consiguen el dinero suficiente», explica el científico valenciano.

Por ello, el catedrático y director del instituto IQMol señala a la recién creada Agencia Estatal de Investigación como el organismo «que debe resolver este problema del reparto de fondos para ver cómo lo hace entre los distintos paneles y áreas de investigación. Hay una incertidumbre total sobre qué va a pasar con los proyectos y esa incertidumbre se suma al poco dinero que se invierte y a una mala distribución del mismo. El sistema de reparto que tenemos es el mismo que hace 20 o 30 años».

El investigador de la Universidad Politécnica de València, José Capmany, -galardonado en 2012 con el Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías- también ha obtenido una de las prestigiosas ayudas «Advanced Grant» del Consejo Europeo de Investigación (ERC) y asegura que el Gobierno «no está jugando limpio» en los presupuestos a la investigación. «Los presupuestos de I+D+I parece que aumenten de forma global, pero esconden una trampa y es que lo que ha aumentado es la parte financiera (es decir, los préstamos bancarios que hay que devolver), mientra se reduce la parte no financiera( es decir, las subvenciones). Así, el Gobierno reduce descaradamente la parte de las subvenciones mientras las universidades y centros evitan los préstamos. Para una economía como la española esto es un desastre pero a ninguno de los partidos que ha gobernado este país le ha interesado solucionar esto. La ciencia no figura en la agenda política porque no da votos», explica Capmany. El investigador asegura que una de las conclusiones es muy conocida y fácil de implementar: aumentar el porcentaje de inversión sobre el PIB. «Si ahora estamos en el 1,2 %, que es una vergüenza, habría que subirlo hasta el 3 %», afirma.

La misma solución es la que propone la directora del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), la científica estadounidense Deborah Burks, quien asegura que la inversión española «va a la cola de Europa, a pesar de los anuncios de cierta recuperación económica. Hay que ajustar la inversión al crecimiento de la economía». Es más, Burks asegura que son las propias comunidades autónomas las que están «intentando cubrir este agujero que el Gobierno central ha dejado tras los recortes. «El Príncipe Felipe está estable desde hace 3 años gracias a la Conselleria de Sanidad. El Consell asume la contratación de investigadores para captar y reclutar a gente que se ha marchado fuera, en aras de poner una solución local a un problema central», concluye la científica.

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