Ir a la parada de un taxi, coger uno y que el conductor salga para preguntar al resto de los allí presentes si alguien más desea ir en la misma dirección y compartir el viaje. O que, de forma más sofisticada, este servicio compartido se articule mediante una aplicación de móvil. El coste de la carrera se pagaría entre todos los ocupantes del taxi, lo que permitiría ahorrar dinero al usuario y fidelizar clientela al taxista. Es una de las posibilidades que baraja la Federación Española del Taxi (Fedetaxi) -y con la que están de acuerdo tanto la Asociación Gremial del Taxi como la Federación Sindical del Taxi de València- para competir con los vehículos de alquiler con conductor (VTC) de Uber o Cabify.

El presidente de la Asociación Gremial del Taxi, Ismael Arráez, aseguró que esta fórmula de «taxi compartido» es una alternativa a tener en cuenta que, según reveló, «lleva coleando varios años». «Ya lo hemos propuesto en varias ocasiones, pero de momento no ha triunfado», confirmó. Sin embargo, la dura competencia provocada por los servicios de VTC ha dado un nuevo giro de tuerca en busca de soluciones competitivas para el taxi. «Habría que darle forma. Se podría hacer mediante una aplicación del teléfono móvil o en las propias paradas del taxi preguntando al resto de clientes», explicó Arráez, si bien insistió en que la alternativa todavía está «muy verde».

Tampoco ve con malos ojos esta propuesta Fernando del Molino, presidente de la federación Sindical del Taxi de València y Provincia. No obstante, Del Molino recordó que el taxi compartido podría contar con algunos obstáculos. «Es discutible si legalmente se puede hacer. Habría que cambiar la normativa sobre el tipo de servicios que puede dar el taxi, ya que solo podemos hacer servicios únicos. En caso de que se cambiara, lo vemos como una buena idea que nos permitiría conseguir más demanda», explicó Del Molino.

Contra las tarifas flexibles

Otra de las medidas presentadas a debate por Fedetaxi para competir con los precios más baratos de los VTC es la introducción de tarifas flexibles. Es decir, que los taxistas puedan competir a la baja en cuanto a precios a partir de una tarifa máxima. Del Molino mostró el rechazo contundente de su federación a esta posibilidad: «Las tarifas flexibles provocarían una guerra de precios interna en el sector en la que al final nos moriremos todos, tanto los VTC como nosotros».