La empresa de Antonio Navarro, el ingeniero de Novelda asesinado presuntamente por su esposa y por uno de los amantes de ella, había suscrito un seguro de vida a su trabajador por el que su viuda habría percibido, de un solo golpe, ente 42.000 y 47.000 euros si el fallecimiento era finalmente reconocido como accidente laboral o in itinere, esto es, de camino al trabajo.

La empresa, una filial de Ferrovial encargada del mantenimiento de la A3, trató incluso de hacerle el favor a María Jesús M. C., Maje, la viuda de Antonio, de reconocer sin más esa categoría, pero la mutua frenó sus buenas intenciones y frustró los planes de la enfermera, que quedaron condicionados al levantamiento del secreto de sumario y a la entrega del informa definitivo de la autopsia.

De ahí la insistencia de la viuda a la hora de pedir al funcionario del Juzgado de Instrucción 14 de València encargado de esta causa que acelerase la entrega del informe de autopsia, tal como publicó este diario.

De todos modos, el hecho de que su marido hubiese sido víctima de un asesinato -del que ella está acusada y por el que permanece en prisión- y no de un accidente, tampoco habría sido lesivo para ella, en caso de no haber sido detenida y culpada, ya que, tal como ha declarado ante la policía una trabajadora de la empresa de Antonio, si la muerte era finalmente declarada como no accidental, como es el caso, «Maje cobraría mensualmente una cantidad como prima similar a la nómina de Antonio, unos 1.600 euros aproximadamente».

Un auténtico sobresueldo vitalicio que se habría sumado a las 14 pagas anuales de 1.100 euros que ya lleva cobrando como viuda desde octubre. Y aún falta por conocer la cuantía exacta de los otros dos seguros de vida que tenía la víctima.

¿En busca de aliadas?

Las nuevas declaraciones de testigos aportadas por la policía al juzgado, que Levante-EMV adelantó ayer en exclusiva, siguen aportando revelaciones clarificadoras. Por ejemplo, la compañera de trabajo que aporta los datos de lo que iba a percibir la viuda es la misma sobre la que Maje había lanzado sospechas de una supuesta (e inexistente) aventura amorosa con su marido cuando la acusada declaró por primera vez ante Homicidios.

Sin embargo, y pese a ello, esta testigo ha revelado ahora a la policía que Maje se mostró con ella sorprendentemente cariñosa tras el crimen. No en balde, era la persona de la empresa que le estaba facilitando la tramitación del seguro de vida.

No era la única mujer en la que mostraba interés desde el asesinato de Antonio. La policía también ha tomado declaración a una compañera de Maje y Salva en el hospital privado de València en el que ambos trabajaban.

Antes del crimen, Maje apenas si había cruzado palabra con ella, pero tras la muerte de Antonio, y pese a que la viuda estuvo de baja y sin ir por el hospital hasta octubre, entabló una repentina e íntima amistad con esta enfermera, hasta el punto de que la llevaba a dormir a su casa y le hacía objeto de supuestas confidencias.

Ante ella, se comportaba como una joven «discreta, ultrarreligiosa y formal», detalla la policía. Incluso rechazó salir con ella de fiesta porque, le dijo, «se echaría a llorar si entraba en una discoteca».

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A esa compañera no le contó, por ejemplo, que el primer sábado que salió de fiesta por Alicante, a las tres semanas del asesinato, tuvo un encuentro sexual con un guardia urbano de Barcelona al que acababa de conocer, gesto del que se extrañó incluso su mejor amiga y confidente, Rocío, en su última declaración ante la policía, ya que, asegura, en ese momento la creía enamorada de Jose -el amante al que había conocido en mayo-.

A esa compañera de trabajo convertida en amiga tras el crimen incluso llegó a «confesarle» que «sólo utilizaba una parte de la cama para no ponerse en la que usaba Antonio». Todas esas horas de castas confidencias sirvieron para que, en octubre, esa joven y la madre de ella acabaran aceptando firmar como testigos de Maje en la declaración de herederos rubricada en una notaría de València, paso que le abría la puerta al cobro de la herencia. En definitiva, como concluye la policía, «la utiliza para ganarse su confianza para que le ayudase» en ese trámite.