Martin Selmayr, el poderoso jefe de gabinete del presidente de la Comisión Europea, fue ascendido este miércoles a secretario general del ejecutivo comunitario, un movimiento que promueve a la valenciana Clara Martínez como mano derecha de Jean-Claude Juncker.

El titular de la Comisión anunció también que Clara Martínez, jurista nacida en Valencia en 1963, se convertirá en su nueva mano derecha, destacando su fino conocimiento de los dosieres comunitarios.

"Es la primera vez que un ciudadano español se convierte en jefe de gabinete y la primera mujer llamada a ocupar ese cargo", destacó el ex primer ministro luxemburgués, quien debe abandonar su cargo a finales de 2019.

Por su parte, a Selmayr, alemán de 47 años, apodado el "monstruo" por el propio Juncker, se le considera el guardián de la oficina del titular de la Comisión desde su llegada a la presidencia en noviembre de 2014, pero también ha estado en el centro de controversias.

Selmayr, un jurista nacido en 1970 en la capital de la entonces República Federal Alemana, Bonn, y funcionario del ejecutivo comunitario desde 2004, remplazará al holandés Alexander Italianer quien estaba al frente del puesto de funcionario más alto de la Comisión desde 2015.

"Propuse al Colegio de Comisarios (...) nombrar a Martin Selmayr, mi jefe de gabinete, como secretario general de la Comisión", indicó en rueda de prensa Juncker, precisando que asumirá las nuevas funciones el 1 de marzo.

El nuevo secretario general ejerció, en sus inicios en la Comisión, como portavoz de la comisaria de Sociedad de Información y Medios Viviane Reding, antes de convertirse en su mano de derecha en 2010 cuando la luxemburguesa asumió la cartera de Justicia.

Selmayr, muy activo en las redes sociales, no ha dudado en salir en la defensa de su jefe y fue el primero en dar a conocer en diciembre la noticia de un acuerdo entre Juncker y la primera ministra británica, Theresa May, sobre los términos de la retirada del Reino Unido de la UE.

Sin embargo, dos meses antes, estuvo en el punto de mirar por supuestamente haber filtrado detalles de una cena entre May y Juncker para desbloquear las negociaciones a un diario alemán. En Twitter, el alemán lo negó, calificando las acusaciones como un "intento para socavar la unidad de la UE".