Pisos reformados, con tarima flotante, terraza, dos, tres o cuatro habitaciones, garaje y hasta trastero. Pero no se anuncian para entrar a vivir. Allí ya viven. De hecho, se anuncian «con inquilinos dentro». Es decir, se ofertan como una inversión, ya que supone adquirir una vivienda que se pagará con el alquiler de quienes se califican en los anuncios a sus inquilinos como «buenos pagadores» con un contrato de alquiler en vigor. Así, esta nueva modalidad de venta de inmuebles cobra fuerza.

La web Milanuncios -una de las más populares para la búsqueda de vivienda- reúne decenas de anuncios de pisos y estudios con esta característica común: se venden con el arrendatario incluido. En algunos casos se especifica que existe la posibilidad de adquirir el inmueble sin inquilino. Sin embargo, en muchos otros casos ni tan siquiera se da esta opción. La casa, sí o sí, se vende con inquilino, lo que supone «una gran oportunidad», «una gran inversión» o una «rentabilidad asegurada», según consta en los anuncios. Se puede adquirir desde un cuarto piso sin ascensor por 27.000 euros hasta un apartamento en la playa por más de 150.000 euros. Lo que pagan los inquilinos por la vivienda (300, 400 o hasta 600 euros) también figura en algunos anuncios, así como el tiempo estimado en recuperar la inversión (por ejemplo, «en 14 años recuperas la inversión ¡sin poner ni un euro!», reza uno de los anuncios).

El presidente del Colegio de Agentes de la propiedad Inmobiliaria (API), Alfredo Cano, reconoce esta nueva modalidad de venta como uno de los sistemas que está en auge, principalmente, en las grandes urbes «donde la oferta escasea y los propietarios han encontrado esta nueva modalidad de venta una nueva opción».

Errores del pasado

Ahora bien, Cano también reconoce que el mercado adopta «los mismos parámetros que hace décadas», con unas «entidades financieras que están relajando las condiciones para dar hipotecas, entre otros factores», lo que indica que «no hemos aprendido demasiado tras la crisis porque parece que se repiten los mismo errores». De esta forma, los inversores que prefieren el sector inmobiliario al de activos bancarios encuentran en este sistema una especie de negocio redondo donde la hipoteca se paga con el alquiler del arrendado, que abona la cuota desde le primer momento. Lo de adquirir una vivienda para residir en ella parece ser cosa del pasado. Pero las estadísticas miden las operaciones de compraventa, no el uso que se le de la vivienda.

De esta manera, el sector de la compraventa en la Comunitat Valenciana está en buen momento. El año 2017 cerró con la autonomía valenciana como líder en el sector al registrar 1.753 operaciones por cada 100.000 habitantes. En concreto, las transacciones subieron un 18,1% en 2017 en la Comunitat Valenciana, cuatro puntos más que la media (+14,6), hasta las 68.512 operaciones, según datos el Instituto Nacional de Estadística. En estas operaciones entran ahora las ventas de inmuebles «con el inquilino dentro», lo que puede aumentar estas cifras.

Mientras la compraventa de vivienda en la Comunitat Valenciana atraviesa un buen momento, los precios de viviendas en alquiler siguen subiendo. De hecho, según datos de API, el año 2017 registró una subida en el aumento de los precios de entre el 10 y el 15 % en el último año debido a la escasa oferta. Y es que en los años de crisis se introdujeron en el mercado del alquiler muchas viviendas que no podían ser vendidas, pero cuando los precios tocaron suelo se produjeron «muchas compras a buen precio» y la oferta de alquiler «se redujo drásticamente».