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Entrevista

Juan José Azor: "La prisión permanente revisable sin tratar al reo no sirve de nada"

El presidente de los criminólogos reclama el papel que estos deben ocupar en la sociedad y en la Administración

Juan José Azor: "La prisión permanente revisable sin tratar al reo no sirve de nada"

Las crónicas de sucesos han puesto sobre la mesa algunos temas, que más allá de lo anecdótico de lo hechos, tienen un trasfondo que preocupa a los ciudadanos. El caso de Diana Quer y el clamor popular para instaurar la prisión permanente revisable en otros supuestos delictivos como el asesinato con ocultamiento de cadáver, o el apuñalamiento de un joven de 19 años en manos de su hermano de 14 en Alicante, abren la veda para hablar sobre qué hay detrás de estos comportamientos y cómo prevenir estos crímenes.

¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el Colegio de Criminólogos cuatro años después de su constitución?

Actualmente contamos con un total de 247 colegiados en toda la Comunitat Valenciana y nuestra lucha va enfocada a varios puntos. En primer lugar queremos que todos los profesionales de esta ciencia puedan ejercer su trabajo libremente. También reivindicamos que la Administración cuente con nosotros para las funciones para las que estamos capacitados. De hecho, recientemente se puso en marcha la nueva Red de Oficinas de Asistencia a las Víctimas del Delito y aunque en las bases legales se contempla la presencia de criminólogos, en los equipos de profesionales que la conforman, no hay ninguno. Otra de nuestras funciones es dar a conocer a la sociedad todo lo que los criminólogos pueden hacer por ella.

¿Y qué puede hacer un criminólogo por la ciudadanía?

Además del diseño de Política Criminal para el Estado, que es la definición de las medidas que puede aplicar el Gobierno para luchar contra la criminalidad, en el ámbito más individual estamos capacitados para hacer informes contrapericiales que pueden ayudar a una persona que está siendo juzgada, también peritaje judicial, trabajamos para empresas en el diseño del plan de prevención de delincuencia económica corporativa, asistencia a víctimas del delito y muchas otras funciones. Somos muy versátiles y podemos aportar mucho.

¿Su trabajo se centra en la prevención del delito?

Trabajamos tanto en la fase de prevención como cuando se está gestando el delito y cuando ya se ha producido. En este sentido es esencial un trabajo de prevención, hay que invertir esfuerzos antes de que se comentan los delitos: establecer pautas para ver qué problemas ocurren en la sociedad y cómo evitarlos. Ahora lo que hacen los gobiernos es intervenir después del crimen, intentando reparar parte del daño que se ha hecho y sancionando a los delincuentes. Lo que entre otras cosas, sale más caro a las arcas públicas.

Con respecto a las sanciones, el debate sobre la prisión permanente revisable está sobre la mesa.

Así es y este tipo de pena no es ningún disparate, de hecho no difiere demasiado de lo que ya hay. La prisión permanente revisable lo que permite es asegurarnos de que el condenado va a pasar un mínimo de 18 años en la cárcel. A partir de este tiempo, se valora cada dos años si el reo pasa a un tercer grado. Lo que ocurre es que hay miedo a admitir que las penas de cárcel son un castigo. Está claro que la Constitución dice que el objetivo de la prisión es la reeducación y la reinserción social, pero no hay que hacer oídos sordos a lo que es un clamor social.

¿Esta condena es la solución para los crímenes más atroces?

La prisión permanente revisable sin un tratamiento de resocialización en la cárcel, no sirve de nada. Endurecer las penas sin una actuación de apoyo detrás, es inútil. Hay que pensar que existe gente que no está socializada, no sabe vivir en comunidad y no tiene nada que perder, así que le da igual robar que matar. Pero, con una terapia adecuada todas las personas pueden recuperarse, lo que ocurre es que hasta el momento o no se ha puesto todo el empeño o es que nos rendimos muy pronto. Lo que no se puede permitir es que haya delincuentes que entren y salgan de la cárcel sin parar, hay que intervenir en esas carreras delictivas.

Recientemente han saltado las alarmas con los casos de delincuencia juvenil. ¿Debemos preocuparnos?

Es cierto que ha habido un aumento de casos de violencia de menores, pero es que encima cada vez se producen delitos más graves entre los más jóvenes. Por no hablar del aumento de la violencia machista entre niños de 12 y 14 años, que empiezan a controlar a su pareja pidiéndole que le mande la ubicación a través del móvil y sigue con el chantaje emocional.

¿Y esto cómo puede ser?

Hay que tener en cuenta que el ser humano aprende por imitación. Están adoptando estos roles porque lo ven, puede ser en su entorno social o en contenidos online, donde observan comportamientos no adecuados ¿Dónde han visto niños de 12 años violaciones? Hay que planteárselo. Además es que no les ponemos límites dentro de la familia, el reproche social no existe y a los menores ni siquiera se les piden cuentas de sus acciones.

¿No somos capaces de controlar a los más pequeños?

Cabe preguntarse por qué nos preocupa ejercer un control sobre nuestros hijos y no dejamos que intervengan en su educación. Solo hay que ver cómo actúan algunos padres cuando un profesor llama la atención a un alumno. La desacreditación está garantizada. Luego no nos deberíamos sorprender de ciertos comportamientos. Además es que dejamos la educación de los niños en manos de terceros desde que son muy pequeños y los responsables nunca pondrán los límites que pondrían sus padres.

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