Un joven reconoció ayer ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València que abusó sexualmente de sus dos hermanos mellizos de ocho años, a quienes fotografió y utilizó para producir material pornográfico que posteriormente difundía a través de redes sociales.

El acusado, que padece «un trastorno afectivo bipolar con síntomas psicopáticos», eludirá la prisión después de que la Fiscalía y su defensa llegaran a una especie de acuerdo de conformidad, por el cual se le absuelve de dos delitos continuados de abusos sexuales, dos delitos de corrupción de menores y otro de distribución de pornografía infantil. Eso sí, el Ministerio Fiscal solicita su internamiento en un centro psiquiátrico por un plazo máximo de 16 años.

Los hechos juzgados ayer ocurrieron durante el primer semestre de 2014 en el domicilio familiar, en un municipio de l'Horta cuyo nombre omite este periódico para preservar el anonimato de las víctimas.

El acusado aprovechaba los momentos en los que se quedaba a cargo de sus hermanos menores, que en ese momento apenas tenían ocho años, para realizarles fotografías de contenido sexual. En las mismas éste aparecía tocándoles los genitales o colocando su pene junto a la boca de sus hermanos, de ahí que también se le acuse de dos delitos de abusos sexuales.

Posteriormente el presunto pedófilo utilizaba dichas fotos para difundirlas por redes sociales como Twitter. El grupo de delitos informáticos de la Policía Nacional detectó dichas imágenes y logró identificar a la persona que había colgado las mismas en la red.

De hecho, el acusado ni siquiera se preocupó de ocultar la IP de su ordenador o de subir las mismas desde algún otro terminal. Asimismo, en el registro domiciliario del joven la policía intervino varios discos duros con pornografía infantil. El procesado recibía material pedófilo y enviaba a su vez a otros usuarios no identificados dicha pornografía infantil. Por ello se le imputa también un delito de distribución.

Pese a la gravedad de estos hechos, que han quedado probados en el juicio, los informes médico forenses determinaron que el acusado sufre un trastorno afectivo bipolar, de carácter crónico.

Esta patología hizo que en el momento de los hechos tuviera alteradas sus capacidades intelectivas y volitivas. En base a ello tanto la defensa como la propia Fiscalía consideran que concurre una eximente de alteración mental y que procede su absolución, así como adoptar una medida de internamiento en un centro.