Diciembre de 2012. La policía británica retiene en el aeropuerto londinense de Heathrow dos aviones que llevaban en sus bodegas tóneres de tinta de impresoras cargadas con explosivo que iba a ser utilizado para volar una mezquita en Boston (EE UU). Ese atentado fue frustrado gracias al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), después de que un agente del servicio secreto español tradujera lo que apenas era un susurro en una intervención telefónica. Lo explicó ayer en València el secretario de Estado y director del CNI, el general Félix Sanz Roldán, como ejemplo de «la riqueza» de un servicio secreto «que tiene más de servicio que de secreto» y que trabaja «en silencio» con un objetivo prioritario, la lucha contra el terrorismo yihadista, la amenaza global más letal a la que se enfrentan actualmente todos los gobiernos occidentales.

Sanz Roldán pronunció una conferencia en la Universidad Católica de València (UCV) dentro de las jornadas dedicadas a las víctimas del terrorismo en la que detalló la labor del CNI, el servicio secreto «más reglado del mundo» y el único que dispone de un código ético publicado, lo que garantiza que «siempre trabajamos dentro de la ley», insistió. En ese sentido, remarcó que el trabajo de los 3.500 agentes con que cuenta el CNI, en el que hay licenciados y graduados de todas las carreras universitarias de España, además de policías nacionales, guardias civiles y militares, «no es como en las películas», ya que la organización «dispone de muy poca iniciativa». Así, es el Gobierno, «a cuyo servicio estamos exclusivamente», subrayó, quien marca su labor, con una «orden que firma el presidente donde se recogen los datos sobre los que necesita datos y un orden de prioridad». Y una copia de esa «directiva de inteligencia» es enviada, además, al magistrado del Tribunal Supremo que debe pronunciarse sobre la legalidad de cada actuación y autorizarla en caso de duda. A partir de ahí, «buscamos los elementos para que el Gobierno pueda tomar la mejor decisión posible», que «es nuestro trabajo».

Seguridad «en sentido amplio»

Detalló también cómo el CNI tiene por misión «la seguridad en sentido amplio», eso es, atendiendo a la información no sólo interior sino también (y sobre todo) exterior para que, y citó como ejemplo, «cualquiera pueda abrir el grifo de su casa y disponer de agua caliente» gracias a un gasoducto que llega desde el Magreb o «poner en marcha su ordenador con todas las garantías de seguridad».

En ese sentido, alabó el centro criptológico nacional, dependiente del CNI, que, rememoró, «creó una vacuna contra el virus informático WannaCry», que en mayo del año pasado atacó en horas 141.000 ordenadores de todo el mundo. Compañías estratégicas españolas como Telefónica, Iberdrola o Gas Natural fueron atacadas a las 14.00 horas. Dos horas y media después, el CNI ya había colgado en su web el antídoto gestado por sus informáticos.

Minutos antes de pronunciar su conferencia, el general Félix Sanz explicó que ha pedido comparecer ante la Comisión de control de los créditos destinados a gastos reservados del Congreso para «que no quede, al menos donde reside la soberanía popular, ninguna duda de la actuación» de este organismo en los atentados del pasado mes de agosto en Barcelona y Cambrils.

Sobre la relación que tuvo el espionaje español con Abdelbaki Es Satti, el imán de Ripoll (Girona) considerado como cerebro de los atentados y que pasó un tiempo en la cárcel de Castelló, dijo que «todo el mundo sabe que tuvimos contactos» y agregó que no puede adelantar qué explicaciones dará al respecto en esa comisión porque «el contenido es por sí mismo secreto».