Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En manos de la justicia

Derribo judicial a la era Camps

El expresidente se enfrenta a tres causas de corrupción 7 años después de pasar por el banquillo y poner fin a una etapa que hoy está en los tribunales

Derribo judicial a la era Camps

Iba a ser «un ratito corto» para Francisco Camps, pero no lo fue ni para él, ni para su partido, ni para, en terminología del Botànic, la «hipoteca reputacional» de la Comunitat Valenciana.

La era Camps, aquella que vivió años de esplendor y cuyo declive comenzó en 2009 cuando asomó la cabeza el monstruo de la Gürtel, terminó de forma abrupta un 21 de julio de 2011. Ese día, la presión de su partido fue tal que el presidente de la Generalitat no tuvo otra que presentar su dimisión y despedirse del que habría sido su tercer mandato con mayoría absoluta.

Sin embargo, es ahora, más de siete años después, cuando esta etapa se juzga en los tribunales. Las cloacas de la Comunitat Valenciana soñada por el jefe del Consell; la València de la Fórmula 1, la Copa América, el Palau de les Arts, la València Summit o la visita del papa, han salido a la superficie y puesto a quien todavía conserva el tratamiento de «molt honorable» a los pies de los caballos.

Gürtel no fue ese «ratito corto» que un día vaticinó Francisco Camps y su vía crucis judicial no terminó cuando un jurado popular lo absolvió de un presunto delito de cohecho impropio por los trajes regalados de la trama de empresas de la Gürtel que lideraba en la C. Valenciana, Alvaro Pérez «El Bigotes».

Camps, como diez de sus consellers y más de medio centenar de cargos y técnicos que trabajaron para su administración, ha quedado atrapado en la maraña judicial de casos de corrupción cuyo denominador común es que tuvieron lugar en los años de su reinado político.

Camps está imputado en tres causas distintas y salpicado en otras dos investigaciones judiciales. La herencia envenenada de su etapa es un ramillete de más de una decena de casos ante los que han tenido o tendrán que responder quienes fueron sus estrechos colaboradores en el ámbito institucional o de partido. Un legado que está en jaque y que resulta un auténtico lastre para los actuales responsables del PP, entre ellos, la propia Isabel Bonig, hija política de aquella etapa.

La losa de la corrupción es además una suerte de broma pesada para un político que llegó a la Generalitat cuyo mandato arrojó también sombras y en el que se fraguó la que fue la primera gran macrocausa valenciana contra la corrupción con 36 procesados. En el caso Terra Mítica, las principales condenas fueron para los contratistas. Los responsables políticos de primer y segundo nivel quedaron fuera del caso o absueltos, a expensas de lo que decida el Supremo.

Camps llegó a la Generalitat con un discurso de regeneración y con la pátina de tratarse de un político honrado, un «bon xic» que llevaba la «terreta» y los colores del partido en la sangre.

Aún hoy, con el cerco judicial estrechándose, Camps se proclama inocente, ajeno a todo lo que ocurrió durante su mandato y dispuesto a morir con el carné del partido en el bolsillo.

En la actualidad ocupa un sillón en el Consell Jurídic Consultiu, cargo al que tiene derecho durante 15 años por su condición de exmandatario. Lleva años en segundo plano, pero el intenso calendario judicial convierte lo pasado en presente y Camps es, a su pesar, protagonista.

Veredicto de inocencia

Camps miró al cielo y dio gracias a Dios la tarde del 25 de enero de 2012 en la que escuchó el veredicto de inocencia del caso de los trajes. Esta fue la primera pieza de la macrocausa Gürtel en resolverse en el Tribunal Superior de Justicia de la CV. Quedaban pendientes cuatro más (hoy siguen abiertas tres), pero las instrucciones no alcanzaron al expresidente.

Prácticamente todo su equipo de confianza, tanto en el Consell como en el partido, quedaría atrapado más tarde o más temprano en alguna de las causas, pero la investigación no le salpicó pues nadie aludió a un posible señor equis. Lo que quedó fue el relato de una red de corrupción vinculada al PPCV que permitió hacer caja a determinados empresarios y al partido concurrir dopado a varias elecciones, todo ello, a costa del erario público y sin un director de orquesta concreto.

A la exconsellera y ex presidenta de las Corts, Milagrosa Martínez, un tribunal la condenó a 4 años de cárcel por favorecer a la trama Gürtel en la contratación de la Feria de Turismo (Fitur). Todo el partido miró a otro lado, como si la suerte de Martínez fuera sólo suya. Fue la segunda pieza Gürtel juzgada y acabó en condena.

Las cosas comenzaron a torcerse para Camps a finales de 2014 con la investigación abierta sobre Valmor sobre las presuntas irregularidades en la organización del Gran Premio de la Fórmula 1. La UDEF apunta a Camps como uno de los artífices de la negociación con el magnate de la fórmula uno Bernie Ecclestone, una implicación que le supuso ser imputado de nuevo en una causa de corrupción.

Por esta competición mundial, aquella que iba a suponer coste cero para la Generalitat y acabó generando un agujero de 300 millones al erario público, Camps tiene abierta una segunda causa. Anticorrupción lo citó a declarar en febrero por una investigación cuyo sumario se mantiene secreto, centrada en cómo se gestó y ejecutó el diseño del circuito.

Y es que ha sido este último mes cuando la pesadilla ha regresado para Camps. El juicio sobre la financiación irregular del PP ha sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional a quien fue su mano derecha en el partido, Ricardo Costa; y en su gobierno, el vicepresidente, Vicente Rambla.

El primero ha puesto sobre él el dedo acusador al señalarle como la persona que daba las instrucciones para financiar los actos del partido con dinero negro. El «modus operandis» ha sido reconocido también por empresarios y por los cabecillas de la trama Gürtel. La incriminación le ha llegado a Camps cuando ya no cabe abrirle una investigación, si bien la Fiscalía Anticorrupción ya anunciado que estudiará su posible implicación una vez finalice el juicio.

Declaración el día 7

Camps pisará la Audiencia Nacional el próximo miércoles, día 7, para declarar en calidad de testigo en la causa de la financiación irregular. Tras la confesión de Costa, su declaración (está obligado a decir verdad) será mirada con lupa. No es la primera vez que Camps es señalado como el muñidor de la financiación irregular.

Un informe de la Guardia Civil aportado a la pieza principal del causa Taula lo señala como el responsable de la fábrica de dinero negro que, en opinión de los investigadores, se convirtió en aquella época el PP. Este informe habla de varias cajas «b» en el partido que se nutría a través de las contrataciones públicas.

Las mordidas en Ciegsa, la empresa pública creada para construir colegios, ha dado lugar a otra pieza separada. El juez ha desestimado investigar a Camps o a otros primeros espadas de la época como los exconsellers Alejandro Font de Mora o Gerardo Camps al entender que las grabaciones en las que quedaban incriminados contenían alusiones demasiado vagas.

En la Audiencia Nacional, también comparecerá como testigo, quien fue otro de sus colaboradores de confianza de Camps, el exvicepresidente Juan Cotino, su principal apoyo moral en la causa de los trajes.

Unidos por la fe

A Cotino y a Camps, además de amistad, les une su profunda devoción religiosa y, desde hace unos días, el estar enredados con la justicia por la visita de Benedicto XVI a València el 8 y 9 de julio de 2006, el evento religioso en el que ambos se entregaron en cuerpo y alma echando mano de la caja de la Generalitat.

Cotino lleva tiempo imputado por la causa de Gürtel relativa a la cobertura del evento por la antigua RTVV, pero el expresidente al final también ha quedado enredado. El juzgado de València, que investiga desde 2016 las irregulares en las contrataciones de la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias, lo llamará a declarar en calidad de investigado.

Esta causa rastrea once contratos por 9,4 millones que se ejecutaron sin respetar la normativa de contratación. También está imputado otro de sus exvicepresidentes, Víctor Campos, que sí fue condenado por la causa de los trajes tras admitir que recibió regalos de la Gürtel. La barra libre para recibir al pontífice (maceteros, cruces, mochilas, váteres portátiles) ha salpicado también a la Iglesia, ya que declarará el obispo auxiliar de Valencia, Esteban Escudero.

El accidente del metro

Han pasado 12 años desde aquel encuentro de las familias que dejó la imagen de una ciudad (y sus máximos representantes políticos) volcada por la visita papal apenas cinco días después de que un accidente de metro acabara con la vida de 43 personas y destrozara para siempre la de sus familias.

La tragedia no modificó los planes de un Gobierno más preocupado porque el luto no desluciera la fiesta que por aclarar las causas del accidente en FGV. Camps tardaría aún dos años en quedar salpicado por Gürtel, pero el accidente del metro fue un punto de inflexión en un mandato que puso la Comunitat Valenciana en el mapa, pero mucho después y por motivos menos coloridos, de los anhelados.

Y es que en la era Camps (2003-2011) se gestaron más de una decena de casos de corrupción que han llevado a la cárcel o al banquillo o salpicado a diez miembros de su gobierno, dos expresidentes de las Corts, dos expresidentes de diputación, alcaldes de las tres capitales de provincia y una veintena de altos cargos de la Generalitat sin contar funcionarios y asesores.

La mancha se extendió por todos los ámbitos administrativos (Brugal se centró en la provincia de Alicante pero sus protagonistas forman parte de aquella etapa), así como por diferentes áreas de gestión en la Generalitat: cultura, educación, extinción de incendios e incluso, en el que sin duda ha sido uno de los episodios de corrupción más vergonzantes, en las ayudas a la cooperación. Por este caso el exconseller Rafael Blasco, a quien Camps recuperó para su Consell y paseó por varias carteras, está en la cárcel.

Como Esperanza Aguirre (expresidenta del PP de Madrid) también Camps es licenciado en Derecho y en algún momento estudió el artículo 1903 del Código Civil, el que regula el concepto de «culpa in vigilando». La exdirigente madrileña echó mano de la expresión para hablar de su responsabilidad en los casos de corrupción del partido durante su mandato y justificar su dimisión. Francisco Camps dejó la presidencia de la Generalitat en 2011, pero nunca habló de culpa. Ni vigilando, ni ejecutando.

Compartir el artículo

stats