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Los pacientes: entre promesas e incógnitas

Asociaciones y alcaldes confían en mantener los servicios y las redes asistenciales que están en funcionamiento

«No dar pasos atrás», «no tener que volver a València a las pruebas» y que, al menos, la atención recibida sea «igual o mejor» que la que tienen ahora. Los vecinos de la comarca de la Ribera -los 250.000 pacientes de los que actualmente se ocupa la UTE Ribera Salud II- no saben bien qué esperar de este proceso de reversión ya en tiempo de descuento. Las incógnitas son muchas para los próximos meses (e incluso años) y pocas las certezas a parte de las promesas políticas de la consellera de Sanidad, Carmen Montón, de que la cartera de servicios se mantendrá y las primeras inclusiones de dinero en los presupuestos de la Generalitat (5,7 millones en 2018) para asumir «olvidos» de la concesionaria en cuestiones como mejora de centros de salud.

La certeza, a día de hoy, es que los vecinos de la Ribera no han conocido otro hospital que no sea el que levantó Alberto de Rosa y Ribera Salud bajo la bandera de la colaboración pública-privada. Las encuestas arrojan un alto índice de satisfacción de los vecinos con sus servicios e incluso la cuestión de que detrás de su médico o su centro de Primaria hay una empresa privada a los mandos pasa, en la mayoría de los casos, desapercibida.

Desde esta premisa, el ánimo entre asociaciones de pacientes es, principalmente, el de no dar pasos atrás y que la reversión no suponga pérdida de lo conseguido en esta veintena de años. Es el caso de la portavoz de la asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Guadassuar, María Olmos. «Tenemos una relación excelente con los profesionales y siempre hemos tenido todo lo que hemos pedido, deseamos que esa relación siga siendo igual», explica Olmos, que confía en la promesa de no perder servicios. «Si no fuera así, habría que reclamarlo», advierte.

La tesorera de la agrupación homóloga de Benifaió y exalcaldesa por el PP, Amparo Arcís, defiende también los beneficios conseguidos hasta ahora «que otros no tienen». «Personalmente puedo tener mi posición sobre lo decidido pero a nivel de los trabajadores estamos funcionando muy bien y espero que se mantenga», asegura.

Mariví Ferragud es presidenta de la Asociación de Afectadas por el Cáncer de Mama de Alzira. «No nos gustaría tener que volver a València a recibir tratamientos», expresa Ferragud, que ve «algo grave» si Montón no cumple con su promesa y Alzira, finalmente, se convierte en lo que no es: un hospital puramente comarcal. «El perder medios nos preocuparía, que se mantengan o incluso se amplíen es lo que necesitamos», dice. Sobre la mesa, además de la cartera de servicios (Alzira acumula una veintena más de especialidades que cualquier centro hospitalario comparable), la continuidad de los profesionales. Para la presidenta, la salida de especialistas es algo «preocupante y doloroso», una consecuencia de la reversión que «ya se está dejando notar» incluso antes de la noche del 31 de marzo al 1 de abril en que se hará efectivo el cambio de gestión en los despachos.

En defensa de inversiones

De uno u otro signo político, los alcaldes de las comarcas afectadas defienden un servicio sanitario de calidad para sus vecinos y están decididos a reclamarlo ante la conselleria como lo vienen haciendo hasta ahora frente a Ribera Salud. Marta Trenzano es la alcaldesa socialista de Algemesí, donde llevan años reclamando a la gestora privada la prometida ampliación del centro de salud. «Personalmente apoyo la decisión del Consell porque no debería haber beneficio económico en la gestión de la sanidad, no estamos hablando de limpieza de calles», pero el próximo día 1 entiende que el hospital no será «ni un desastre ni el mejor, sino el mismo porque estará la misma gente». Sí espera que las promesas para tener un mejor centro de salud ahora sí se cumplan. «Solo conseguimos una maqueta en víspera de elecciones, ahora al menos ya hay 60.000 euros para redactar el proyecto», confía Trenzano.

Desde el Partido Popular, el alcalde de Benimodo, Francisco Teruel, mantiene también la línea de su grupo: la decisión de la reversión es puramente «ideológica. Creo que funcionaba bien y siempre que hemos preguntado por la razón han llegado a los mismo, estaba en el Pacte del Botànic». Aún así, como cualquier munícipe velará por el mejor servicio para sus vecinos, lo dé quien lo dé. «Si la empresa tenía defectos de gestión, que se corrijan, como alcalde he ido a reclamar mejoras para el centro de salud de Carlet del que dependemos y lo seguiremos haciendo con la conselleria». Sobre la cartera de servicios, Teruel no duda por ahora de las promesas de Montón, pero avisa: «Hasta que no vea lo contrario, confío en ella y si no se cumple vendré a reclamarlo».

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