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División

La penúltima batalla en EUPV

El empate entre dos candidaturas para elegir la coordinación general de EUPV visibiliza las dos corrientes enfrentadas en la histórica formación, que conserva músculo en municipios pero pierde fuerza en la autonomía

La penúltima batalla en EUPV

Los números, a diferencia de las palabras, representan cantidades exactas, objetivas, completas. Arrojan datos indiscutibles, y sus connotaciones son únicas. Los números, en Esquerra Unida, son una metáfora de la etapa que vive el partido en estos tiempos: división.

El domingo 26 de febrero, la asamblea para elegir nuevo coordinador terminó en un empate de representantes a 30, que visibilizó los dos bloques que conviven en el seno de EU en los últimos tiempos.

Rosa Albert y Rosa Pérez Garijo. Dos listas diferentes, con planteamientos distintos, pero que llaman teóricamente a un mismo fin: integración dentro del partido. El tercer aspirante, el alcalde de Polinyà del Xúquer, Óscar Navarro, retiró su candidatura porque solo obtuvo cuatro votos, que cedió en favor de Albert. Eso provocó el empate con Pérez que mantiene la nueva coordinación del partido en pausa con 60 miembros del Consejo Político Nacional elegidos pero sin un liderazgo claro.

Un resultado igualitario para las dos corrientes que parece que solo se romperá a través de las asambleas comarcales donde se elegirán a los 65 representantes que faltan para completar el consejo. El plazo establecido en los estatutos contempla dos meses desde el domingo 25 de febrero, y todo apunta a que la comisión que ahora dirige -en funciones- el partido, convocará las asambleas tras los festivos de este marzo.

No es la primera crisis que vive Esquerra Unida, pero se trata de una situación «insólita» para Ignacio Blanco, exdiputado en las Corts por Esquerra Unida. Para Ricardo Sixto, hoy diputado en el Congreso, «es un equilibrio precario».

Otros históricos del partido prefieren mantenerse al margen y no analizar la situación, como Glòria Marcos, exdiputada en las Corts y coordinadora general durante seis años, o Marga Sanz, su sustituta al frente de la formación hasta 2016. El propio David Rodríguez, el hasta ahora coordinador general, también prefiere no entrar en valoraciones.

Otras voces, sin embargo, ya no forman parte del partido. Ramón Cardona, el que fuera diputado en las Corts en dos legislaturas, hasta 2007, abandonó la formación en 2008 por discrepancias con la dirección. En parte porque «siempre buscaba abrirme a otras fuerzas», señala, pero había sectores que no comulgaban «con la idea de unir apoyos». Ahora milita en Podemos, desde donde lamenta «la repetición continuada de romper EU». En una situación similar se encuentra Alfred Botella, diputado por la formación de izquierdas en las Corts desde 1983 hasta 2007. Ahora, Botella es edil por Compromís en El Campello.

El golpe de las elecciones

Pocos recuerdan una división interna tan profunda, aunque desde el partido la tratan con cierta normalidad y restan importancia a las diferencias que, de puertas para afuera, parecen insalvables. Sin embargo, dentro de EU todos contemplan el mismo desenlace: el entendimiento, con el que siempre han resuelto las diferencias.

Hay un punto de inflexión que determinó el estado actual del partido: las elecciones autonómicas de 2015. Esquerra Unida no superó el listón del 5%, lo que la dejó fuera del tablón de juego autonómico y la silenció en la C. Valenciana. No así en el ámbito local, donde aún mantiene su peso.

En el ámbito nacional, EU obtuvo un escaño a través de la candidatura conjunta de A la Valenciana en 2016, formada por Compromís, Podemos y EUPV, con el que Ricardo Sixto volvió al Congreso de los Diputados.

Esta pérdida de poder valenciano supuso un golpe para la formación. Marga Sanz presentó su dimisión, al igual que toda su ejecutiva, siete meses después de los comicios. Ya entonces se habló de los malos resultados electorales debido a la «falta de confluencia». Sixto califica este momento como un antes y un después para la formación. Desde entonces «no se ha sido capaz de trabajar conjuntamente, no se ha recuperado la voluntad de trabajar juntos», afirma el diputado.

Para Ignacio Blanco, no hubo un momento en concreto que determinara la convulsión del partido, sino que ha sido un proceso. Los resultados electorales de los últimos comicios fueron un detonante innegable, pero apunta a dos más. Blanco señala que las tensiones internas surgieron a raíz de una crisis que no se superó en 2013. Entonces, «una parte de la organización se centró en un discurso más autoreferencial que no mira tanto hacia la utilidad social del partido sino a sus propias referencias históricas».

Y luego hay otro momento que para Blanco condiciona inevitablemente el devenir político del partido: la aparición de Podemos. «Se llevó parte de nuestra representación, y eso, dentro de Esquerra Unida, no todo el mundo ha sabido canalizarlo. Ha generado reacciones muy a la defensiva», opina Blanco. Sixto, sin embargo, cree que son asuntos internos en los que la emergencia de la formación morada nada ha tenido que ver.

Liderazgo y militancia

Tampoco cree que se trate de una falta de liderazgo interno. De hecho, el diputado nacional apuesta más por la «amplitud de miras» que por la «fortaleza» en cualquiera que asuma el mando de EU. «Conocer las limitaciones y las necesidades de todos, por poco afines que sean», indica Sixto, y huir de la «búsqueda de traidores». En la misma línea opina Blanco, para quien las grandes personalidades «no siempre son positivas; los perfiles que a priori parecen menos fuertes son capaces de unir y crear equipos».

Y de eso se trata ahora. En total, 2.639 militantes estaban llamados a votar en las primarias del pasado fin de semana. Según el recuento oficial hecho público, hubo una participación del 62,7%, unas 1.700 personas. Un dato positivo para Blanco pero teme que «puedan sentirse decepcionados» tras el ejercicio de participación y la parálisis que se ha generado.

Sixto se muestra más rotundo: «Es una decepción absoluta para todos», y pone el foco sobre todos los implicados. «Los que se sienten ganadores y no han conseguido poner a su candidata, los que han perdido, los que hemos sido minoría...Nadie está cómodo con el resultado».

Sin embargo, hay un sentimiento común a todas las partes que están convencidas de que se solucionará. Blanco recuerda «crisis parecidas», aunque no exactamente iguales, pero que también estaban fundamentadas en la división interna y requerían de acuerdos, en una época en la que EU llegaba a contemplar cinco candidaturas para la coordinación general.

Por eso, Sixto aboga por «no repetir errores del pasado», donde los desequilibrios internos se generaban por la incomunicación de las partes. «Volvemos a estar en un momento de dificultad, y esperamos que sean capaces de buscar puntos comunes y no comerse una parte a la otra». Además, defiende la convergencia de las partes como clave de la estabilidad.

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