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Camps, sobre El Bigotes: "Un señor que trabajaba para el PP"

Dice al juez que "en la vida" se ha reunido con Álvaro Pérez, aunque admite que estuvo en su boda

Camps, sobre El Bigotes: "Un señor que trabajaba para el PP"

Entró en la sala de vistas como un torero a la plaza para el paseíllo. Con parsimonia, recreándose en cada paso y mirando al tendido con una sonrisa en los labios y un cierto contoneo de cadera. Le faltaba el capote, que sustituyó por una bufanda oscura que depositó en la mesa junto a unos folios que no llegó a consultar. Y se presentó, tras ser preguntado por el juez Vázquez Honrubia, como «consejero nato del Consejo Jurídico Consultivo por mi condición de expresidente». Lo soltó así, de corrido, como si tuviera prisa por decirlo, antes de admitir, también a instancias del magistrado, que está imputado en tres causas. Luego juró decir verdad.

Obligado estaba a ello Francisco Camps como testigo, condición en la que ayer declaró en el juicio por la financiación ilegal del PP y donde se refirió a su otrora «amiguito del alma», Álvaro Pérez, como a «un señor que trabajaba para el partido, el que montaba los escenarios y al que veía en los actos cada muchísimos meses».

Admitió, eso sí, que estuvo en su boda, «pero sólo en el banquete», acotó. Y explicó, aunque por la expresión de la cara del magistrado es posible que del todo no le creyera, que esa llamada plagada de muestras de cariño a El Bigotes, en la que le pedía su amistad y lealtad de por vida, fue sólo una felicitación navideña. «Era el día de Nochebuena y llamé a más de mil personas. En Navidad se dicen cosas buenas, cosas bonitas», dijo.

Existencia de Orange Market

Siguiendo esta línea aseguró que no tenía conocimiento de que existiera Orange Market, la filial valenciana de Francisco Correa, hasta que estalló el caso Gürtel y tachó de «barbaridad» que el abogado de Pérez, Javier Vasallo, le preguntara si se había reunido alguna vez con su cliente por temas económicos.

En un interrogatorio en el que este letrado llevó la batuta, junto al del Estado y a la del PSPV, Camps dijo estar «enfadadísimo» con El Bigotes «por el lío en que nos ha metido a todos sin haberse enriquecido nadie». Y, en un golpe de efecto que ya había anunciado el día anterior, intentó enfangar a su antecesor y mentor Eduardo Zaplana, al que cargó el muerto de haber introducido a Pérez en Valencia. «Fue él quien me lo mandó», aseguró sin pestañear.

Afirmación a la que no sin cierta ironía respondió por la tarde el exministro de Trabajo con un «de ser cierto, sería lo único en lo que el señor Camps habría seguido mis directrices».

El exjefe del Consell aprovechó también la comparecencia para devolverle la pelota a Ricardo Costa, de quien dijo que era el responsable de las finanzas «en el que todos confiábamos y quien nunca me dio cuenta de ninguna irregularidad».

Mientras a escasos metros Costa se removía en su asiento con cara de pocos amigos, Camps siguió relatando que el exsecretrario general jamás le dijo que hubiera nada incorrecto, ni cuando estalló el caso. «Me aseguró que todo eran falsedades, que estuviera tranquilo, lo que ha venido manteniendo los últimos nueve años. Yo jamás hubiera permitido estos pagos», aseveró.

Sobre la reunión de Costa con Bárcenas para comunicarle sus temores por obligar a los empresarios a financiar el partido, desmintió a los dos. «Si se hubiera producido me lo habría dicho mi presidente, con el que tenía y tengo buenas relaciones. Me parece esotérico que me pregunte si yo envié a Costa a hablar con el gerente, habría ido yo», dijo.

Y negó que hubiera tenido contactos con los empresarios que han confesado los pagos. «Jamás en mi vida me he reunido con ellos. Es imposible que ninguno diga que yo le pedí dinero. Alguien tendrá que explicar por qué han mentido al Tribunal Superior. Yo no miento», dijo a modo de sentencia.

El expresidente abundó en que él no se preocupaba de las cuestiones técnicas que rodeaban sus actos, que jamás vio a El Bigotes por el Palau y que no pisó «nunca» su despacho en la sede del PP.

Tras su declaración, la del expresidente de la Cortes Juan Cotino fue un calco de la de su excompañero Víctor Campos por su nivel de desconocimiento. Ni conocía la estructura del partido ni lo que hacía Álvaro Pérez y, por no saber, ni que su sobrino era uno de los empresarios que contribuían a la financiación del partido. ¿Sus relaciones con los empresarios? Normales. «Yo hablaba con agricultores y con gente de los servicios sociales. Lo que hicieran otros, no sé», concluyó.

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