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Análisis

Los hombres que sabían demasiado (poco) de su partido

Camps y Cotino recurren a la desmemoria y el desapego al partido para distanciarse de la financiación ilegal del PP

En la «era Camps» ni el exvicepresidente Vicente Rambla, ni el exsecretario general del Partido Popular, Ricardo Costa, «mandaban una mierda», en palabras de Álvaro Pérez «El Bigotes».

Este hombre orquesta, que se atribuye la renovación de la «imagen rancia» del PP y de iluminar a Aznar para que «dejara de tener constante cara de mala leche», declaró en enero que quien mandaba realmente en la Comunitat Valenciana eran «el expresidente Francisco Camps, su jefa de gabinete, Ana Michavila (hermana del exministro de Justicia) y Juan Cotino».

Un triunvirato obligado a desfilar como testigos en el juicio de la Audiencia Nacional que juzga, precisamente, a los que «no mandaban una mierda» en el PP o en la Generalitat de la «era Camps», por supuestamente dopar con dinero negro las campañas del PP en 2007 y 2008.

Camps y Cotino (polimputados en varias causas judiciales) recurrieron a la desmemoria habitual de los testigos. Incluso al desapego hacia la formación política que los encumbró. Ambos fueron ayer los hombres que sabían demasiado (poco) de su partido, parafraseando la antología del escritor G. K. Chesterton que Alfred Hitchcock versionó en dos ocasiones para el cine.

En este ejercicio de desapego retransmitido en «directo» Camps, que presidió el Partido Popular de la Comunitat Valenciana (PPCV) desde 2004 hasta 2011, llegó ayer a autoproclamarse un presidente de partido «zombi»: «Yo me encargaba de la Generalitat. Mi despacho del PP no lo pisé nunca». Tampoco se enteró de la contratación compulsiva de sus consellers a la Gürtel, que ha arrastrado a seis de sus antiguos colaboradores al banquillo.

Hasta el «amiguito del alma» se desdibujó en su recuerdo para pasar a ser «el responsable del atril y el micrófono, que contrataba el partido para hacer cosas de estas y que nos ha metido en el lío este». El tono cariñoso de la conversación grabada por la UDEF lo atribuyó Camps a que «en Navidad pides cosas buenas, cosas bonitas». Sea el líder de una trama o cualquiera de las «mil o mil quinientas personas» con las que un presidente de la Generalitat habla un 24 de diciembre.

La desmemoria y el desapego, al partido y en su caso también familiar, también afectaron al exdirector general de la policía y expresidente de las Corts, ahora «agricultor», Juan Cotino: «Desconozco la estructura del partido [Popular]. Yo al partido no iba nunca». Tampoco «adjudicaba nada», a pesar de haber ocupado tres conselleries de la «era Camps». Y ni siquiera sabía que su sobrino, Vicente Cotino, financiaba en negro al PP. «Nunca me lo dijo».

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