¿Cómo puede un niño huir delos ataques físicos y verbales de sus compañeros en clase? ¿Qué sucede en la mente de un menor que crece con un maltratador? ¿Es recuperable el adolescente que ya se ha iniciado en la delincuencia a edades tempranas?

Son algunas de las preguntas a las que tratan de dar respuesta desde ayer expertos de los ámbitos policial, jurídico, médico, psicológico y académico dentro del seminario Sobre la Figura del Menor de tres días de duración organizado por la Jefatura Superior de Policía de València, el Decanato de los Jueces y la Universidad Católica de València.

El seminario nace de la necesidad de intentar poner freno al creciente número de casos en los que el menor se convierte en protagonista, ya sea como víctima o como autor.

Ayer, en la jornada inaugural, fueron dos los coloquios. En el primero, se hizo una valoración del uso de la cámara Gesell en los procesos de menores víctima de abuso sexual, método que lleva utilizándose desde 2014 en València. Se trata de una habitación acondicionada con sistema de grabación de sonido e imagen -como las salas de interrogatorios que aparecen en el cine anglosajón- en la que el menor puede relatar su experiencia en un medio menos hostil que el despacho de un juez, rodeado de abogados y personas extrañas.

Sobre su uso, la fiscal Socorro Zaragozá destacó que «por fin se reconoce que las exploraciones [término usado en la Ley del Menor para referirse a las declaraciones] con la cámara Gesell tienen valor probatorio».

La psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de València Adriana Gil fue más lejos aún y alabó este sistema porque gracias a él «la grabación de la primera y única declaración del menor víctima permite su reproducción una y otra vez evitando que este tenga que revivir los hechos».

Menores y nuevas tecnologías

Uno de los asuntos abordados de manera recurrente por los expertos que participaron en esta primera jornada fue la del maltrato al menor y la figura del acoso escolar. Respecto al primero, la pediatra de Urgencias de La Fe Maite Jiménez explicó que «el niño aprende de su maltratador modelos morales y pautas de comportamiento», una reflexión que debería ser tenida en cuenta a la hora de evitar la perpetuación de los modelos de malos tratos hacia niños y mujeres.

En cuanto al acoso escolar, el magistrado del Juzgado de Menores 3 de València, Florencio Izquierdo, se mostró convencido de que los ataques en los centros escolares tienen buena parte de su origen en el uso indebido y temprano de las nuevas tecnologías. «El acoso escolar que me preocupa es el que se perpetra a través de medios tecnológicos. Estoy seguro de que si los niños no tuviesen ´smartphones´ se reducirían en mucho los casos de acoso escolar».

En este sentido, Ángela Serrano, codirectora del Máster Universitario en Resolución de Conflictos en el Aula de la UCV, hizo hincapié en la «necesidad» de poner en marcha programas que den a conocer a los alumnos y a sus familias, de forma adecuada, los cuidados que deben tener en cuanto al uso de las nuevas tecnologías, «los límites que se tienen que poner, así como las edades indicadas».

Y advirtió de que «un menor de ocho años no debería estar utilizando las nuevas tecnologías y muchísimo menos sin supervisión parental. Porque dejarlo a expensas de este tipo de circunstancias es exponerlos a un riesgo altísimo de ser vulnerados por cualquier persona que está detrás de la red», señaló.

La pedagoga trazó el perfil del niño víctima de maltrato y destacó que «son niños con menos estrategia de enfrentamiento frente al conflicto, más vulnerables a presentar situaciones en las cuales el acosador fácilmente puede agredirles y con menos capacidad de exteriorizar las emociones». Lo que hace que «muchas veces acepten esa ley de silencio que impone el acosador y no pidan ayuda porque no encuentran los canales para ello», apostilló.