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Dia de la dona

La ola feminista arrastra a Bonig

Los populares valencianos dicen ahora que defienden un feminismo no radical y aliado de los hombres después de años rechazando el término - La lideresa, al igual que otros dirigentes del PP, modula su discurso ante el éxito de la movilización

La ola feminista arrastra a Bonig

El feminismo ha sido durante mucho tiempo (y en parte sigue siéndolo) una etiqueta de la que huyen los partidos conservadores, y en concreto, el Partido Popular. En el caso de los populares valencianos, este rechazo ha sido expreso. Isabel Bonig, la primera mujer en presidir el PPCV, siempre ha hecho gala de no ser feminista. En multiples ocasiones ha marcado distancias con un término que alude al movimiento que históricamente ha trabajado en favor de la igualdad real entre mujeres y hombres, pero que mucha gente identifica erróneamente (y muchas veces a propósito) como un antónimo del machismo.

«No soy feminista ni sectaria», dijo Bonig en octubre de 2015 cuando en el foro Tribuna Mediterránea presentó sus credenciales para liderar la oposición tras la debacle electoral. No era la primera vez que lo hacía ni fue la última, aunque algo ha cambiado desde este 8 de marzo en el discurso de la lideresa, aunque sea en términos formales. Un punto de inflexión que se ha visto también en el PP nacional con Mariano Rajoy a la cabeza luciendo en la solapa el lazo morado, símbolo de las mujeres movilizadas.

El pasado día 8 en las Corts y durante la sesión de control al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que acabó en rifirrafe, Bonig sorprendió al defender para su partido un «feminismo no radical». No fue un desliz dialéctico ya que posteriormente en un nota de prensa el PPCV se hizo eco de la posición del partido en un día que acabó siendo histórico para la lucha feminista ya que logró sacar a la calle a millones de mujeres en toda España, muchas de ellas en València. En privado, Bonig asegura que su discurso es el mismo y subraya, como decía la nota, que aboga por un feminismo «aliado con los hombres, porque sin ellos no hay igualdad». Pese a sus reparos, lo cierto es que ha acabado asumiendo un término que rechazaba antes expresamente y lo ha hecho en un momento en que millones de mujeres han salido a la calle. Una ola que ha atrapado a un PP que no quiere quedar al margen de un colectivo tan potente.

En realidad, Bonig no es la única dirigente popular en hacer este quiebro. El lazo en la solapa de Rajoy y todos los dirigentes que estos días se dieron cita en València evidencian el cambio estratégico. La vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, que también en el pasado se ha distanciado del concepto del feminismo, se vio obligada ayer a asumir su lucha tras calificar la huelga de «éxito».

Al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, le faltó ayer ponerse delante de la pancarta. Al ser preguntado por las movilizaciones subrayó que la manifestación que llenó las calles de España no responde a planteamientos políticos e indicó que había que tomar nota de las reivindicaciones tanto en el ámbito público como en el privado: brecha salarial, corresponsabilidad, etc.

A lo largo de la legislatura, el PP valenciano se ha quedado solo en algunas iniciativas del tripartito que buscaban avanzar en el acceso de las mujeres en los puestos de responsabilidad. Algunas, como la ley de paridad en los órganos estatutarios, han logrado incluso el respaldo de Ciudadanos.

El partido que lidera Albert Rivera es, como el PP, un partido que está en contra las cuotas y también ha tenido que modular su postura respecto a la protesta Encima de la mesa hay ahora una propuesta para las listas cremallera. Tanto Ciudadanos como el PP rechazan este sistema que garantiza la paridad absoluta, pero la izquierda guarda esperanzas de arrancar en Cs algún apoyo en este ámbito. Con el PP no hay conversaciones.

Pese a la concesión terminológica, no cabe esperar grandes cambios en la postura popular. Bonig, admiradora confesa de Margaret Thatcher, también hizo suyas ese octubre de 2015 algunas reflexiones la ex primera ministra británica: «En política si quieres que algo se sepa, díselo a un hombre. Si quieres que se haga, díselo a una mujer», dijo. Una frase que no encaja con el feminismo, un movimiento del que también renegó la Dama de Hierro : «No le debo nada», manifestó en una ocasión.

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