AENA pondrá punto final a una década de favores a políticos, empresarios y periodistas el próximo mes de mayo. Después de haber distribuido más de 10.000 pases gratuitos a sus 23 salas VIP desde el año 2007 (evitando así el coste que estas tienen), la entidad informó ayer de que a partir del 1 de mayo cambiarán el procedimiento de estas invitaciones «con un nuevo modelo que invalida cualquiera de los vigentes hasta la fecha».

Este nuevo procedimiento estipula una limitación en el número de tarjetas que emite la compañía, según un «criterio claro de relación contractual» con esta. Por lo que a partir de la fecha estipulada el máximo de tarjetas por empresa «no superará las cinco por año» y las emitidas a políticos y periodistas se eliminarán definitivamente. Por lo que «solo se facilitarán las tarjetas de acceso a proveedores y operadores, siguiendo criterios exclusivamente comerciales», explicaron fuentes de AENA.

Y es que hasta el momento las invitaciones se otorgaban «sin normativa alguna», denunció el responsable de CSIF-AENA, Cayetano Conesa a este diario. «No existía ningún tipo de regulación para acceder a estos pases gratuitos... Únicamente debías ser político o afín a la empresa», explicó Conesa. Un privilegio que, consideran, injustificado tratándose de una sociedad mercantil estatal.

«Si AENA fuera una empresa privada podría entenderse que dieran estos privilegios a quienes quisieran, pero siendo pública deberían velar porque el dinero público se sepa en qué se gasta», enunciaba el senador por las Corts Valencianes de Compromís, Carles Mulet García, en una respuesta parlamentaria.

En ella solicitaba al presidente de la entidad, Jaime García-Legaz, la lista nominal de la empresa, cargos o personas a las que se les ha facilitado la tarjeta durante diez años. Unos datos que la empresa continúa tapando acogiéndose a la Ley de Protección de Datos de sus clientes, aunque se han comprometido a revelarlos en un plazo de un mes.

Fuentes de AENA aseguran que toda esta actividad se ha financiado «exclusivamente con los ingresos propios, no a través de los Presupuestos Generales del Estado», por lo que «los ingresos para sufragar los costes de las salas VIP no provienen de la recaudación de impuestos y no suponen ninguna carga pública». «La misma cantinela de siempre», reconocía Conesa. «Se acogen a que con sus ingresos privados pueden actuar como deseen. Pero lo cierto es que esta distinción entre el ingreso privado y el público no existe», explicó.

Según el responsable de CSIF-AENA, el 51 % de los beneficios de la entidad debería ir a parar a las arcas públicas, mientras que el 49 % restante deriva a fondos privados, según la ley. Sin embargo, no está definido y existe ambigüedad sobre qué negocio o actividad se considera dentro de cada grupo, por lo que Conesa asegura que Aena no tiene legitimidad para definir las salas VIP como una actividad íntegramente privada.

29,6 euros por entrar a una sala 

Asimismo, tanto el sindicato como Mulet denuncian que el peso de los 29,6 euros que costaría entrar en una sala VIP de València o Alicante a un usuario, acaba por recaer sobre las arcas públicas.

Ambos calculan que en los diez años de invitaciones, la empresa dejó de obtener casi 296.000 euros de beneficios. «Y el cáterin, la conexión a Internet, la televisión... El consumo energético de la misma sala tiene unos costes que no se han estado paliando al eludir el pago de acceso», aseguró Mulet.

Privilegios de las salas VIP de Manises y Alicante

Los usuarios que accedan a las salas VIP de Ifach (Alicante) y Joan Oliver (València) pueden hacer uso de los servicios de catering, de información de vuelos, a prensa y revistas. Asimismo también tienen acceso a una sala de reuniones que cuenta con impresora, conexión a internet y televisión. Los usuarios deben pagar 29,6 euros por el acceso y podrán estar en la sala hasta cuatro horas antes del vuelo.