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A examen

El futuro de las marcas de Podemos

En València en Comú se enfrentan tres posturas, Guanyar Alacant cambiará el nombre y Castelló en Moviment funciona

La ejecutiva autonómica en la Comunitat Valenciana, con su secretario, Antonio Estañ, en el centro. m. á. montesinos

Dice la Real Academia que la democracia es la forma de gobierno en la que el poder es ejercido por los ciudadanos. Y Podemos lo ha seguido al pie de la letra. La formación liderada por Pablo Iglesias deja en manos de su militancia la posible confluencia con otras fuerzas a las elecciones de 2019. Para que los militantes ejerzan su poder, habrá dos rondas de consultas.

¿Se deberían mantener las marcas consolidadas? Depende. En 2015, Podemos era un partido joven y sin estructura que no tenía capacidad para presentar candidaturas propias a nivel municipal. Así nacieron las famosas «marcas blancas», compuestas íntegramente por militantes de Podemos, y las denominadas «marcas de desborde», formaciones donde además de los militantes morados se integraron activistas, miembros de otros partidos, e independientes. A lo largo de estos tres años, algunas han cosechado éxito suficiente como para mantener la misma candidatura, pero hay otras que se plantean eliminar o cambiar.

Las corrientes de València en Comú

En ese debate se encuentran las formaciones en estos momentos. En València en Comú hay opiniones de todo tipo. Neus Fábregas es concejala de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de València y exmilitante de EU. Cree que el partido debería mantenerse así porque representa la «verdadera diversidad». En ella confluyen más sensibilidades que si fuera « solo la marca Podemos», aunque mantiene cierta cautela al afirmar que, aunque es pronto para hablar de nombres, «las etiquetas no ayudan».

En el otro lado del debate se encuentra el también concejal de Innovación y diputado provincial Berto Jaramillo, quien se presentará a liderar la formación en València en las elecciones de la ejecutiva municipal, que se celebrarán entre el 13 y el 20 de junio. Cree que València en Comú «no ha conseguido sus objetivos y se ha quedado pequeña», por lo que aboga por una visibilidad mayor para Podemos, «la única formación política dentro de la plataforma». De hecho, a nivel personal considera que la idea de converger con Izquierda Unida y Compromís debería ponerse encima de la mesa como otra de las opciones factibles. Jaramillo coincide con su compañera y concejala de Vivienda, Maria Oliver, al afirmar que la formación debería incluir el nombre Podemos en la próxima candidatura. De hecho, Oliver mantiene una postura más conciliadora cuando afirma que no concibe ni a València en Comú ni a Podemos presentándose solos en València, sino a «la suma de las dos». Reconoce que la marca morada atrae el voto gracias al posicionamiento nacional, pero reconoce el sentido municipalista y aboga por «dejar ese espacio de decisión» a las formaciones locales, y así «extender la mano y sumar más fuerzas para el movimiento político».

El movimiento que funciona

En la ejecutiva de Podemos todos señalan a Castelló en Moviment como una fórmula que debe mantenerse. Sencillamente, ha funcionado. Anna Peñalver es portavoz adjunta y concejala de la plataforma, que consiguió cuatro representantes en el consistorio castellonense. «Nos consideramos una agrupación de electores, una vía que diluye estructuras políticas», sostiene, y apunta a que ella es independiente pero su asesor en el ayuntamiento es integrante de Podemos, mientras que otro de los concejales proviene de EU. Un maremágnum que funciona, según Peñalver, «por una organización interna abierta, de comunicación entre posturas diferentes». La formación ve muy positivo que Podemos relegue la decisión de confluir a las propias plataformas municipales, para que «las localidades decidan su realidad».

Alicante cambia la marca

Desde la ejecutiva autonómica consideran que el modelo de confluencia en Alicante no fue el más exitoso. Nada tiene que ver -aseguran- con que no haya miembros de Podemos entre los representantes del consistorio, después de la expulsión del partido de Nerea Belmonte. En Castelló tampoco los hay pero «ha habido más coordinación entre la asamblea y la plataforma», indican. El concejal portavoz del Ayuntamiento de Alicante por Guanyar Alacant, Miguel Ángel Pavón, asegura que están interesados en repetir una coalición con Podemos en 2019, pasando, con total seguridad, por un cambio de nombre. «Fue un éxito, obtuvimos seis concejales», asegura. La plataforma alicantina dista de la de Castelló y València porque la mayoría de integrantes son militantes de partidos, como el propio Pavón, de EU, junto a otros de Esquerra Republicana, Alternativa Socialista y por supuesto, Podemos.

Jaume Monfort es el secretario de municipalismo de Podemos. Explica que el partido en la Comunitat Valenciana quiere dar rienda suelta a la «autonomía local» para que cada formación donde haya representación de Podemos tenga capacidad de decidir cómo llegará a junio de 2019: en coalición con fuerzas como Izquierda Unida, Compromís o partidos locales, a través de una plataforma ciudadana, o solos. Todo para consolidar las 74 candidaturas municipales que la formación consiguió formar hace tres años y que ahora aspiran a aumentar, señala Monfort.

Doble ronda de preguntas

La ejecutiva nacional preguntará a nivel europeo, autonómico y municipal si Podemos debe o no confluir con «fuerzas hermanas». Por ahora, la ejecutiva autonómica ya lanzó el guante a Compromís y EU para una posible convergencia. La clave de la alianza con EU tendrá que esperar a que se resuelva la nueva coordinación general, entre Rosa Pérez, más proclive a la coalición, y Rosa Albert, más favorable a la candidatura por separado. En la consulta municipal preguntan si deben confluir con las plataformas municipalistas añadiendo la marca Podemos, excepto allí donde ya haya una plataforma consolidada y haya funcionado como el caso de Tots i Totes Vinaròs, cuyo candidato Enric Pla se alzó con la alcaldía.

El Consejo Ciudadano Valenciano lanzará la segunda consulta para ratificar la decisión que se haya tomado en primera instancia, y que sea la militancia la que pueda dar el visto bueno a las propuestas municipales y autonómicas.

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