Un extrabajador de la empresa pública Ciegsa (Construcciones e infraestructuras educativas de la Generalitat SA) declaró ayer como testigo ante el juez y el Fiscal Anticorrupción del Caso Taula que el argumento más recurrente para el consejero de delegado de la empresa y secretario autonómico de Educación, Máximo Caturla, a la hora de dar órdenes a sus subordinados era que «todo se hacía por cojones». Aunque a veces también cambiaba de argumento y optaba por la fórmula «por mis huevos».

Este testigo, que ya declaró ante los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil confirmó el cambio de criterios que Caturla impuso en las licitaciones de los colegios, además del control exhaustivo de las adjudicaciones. «En esta empresa manda el conseller y el conseller hace lo que le sale de los cojones. Y si alguien no está de acuerdo, dimite se le da un cheque y en paz. Y cuando el conseller no está, mando yo», transmitió Caturla a sus subordinados el 9 de enero de 2004, en una reunión. Caturla fue quien modificó los criterios de adjudicación en Ciegsa como «el de primar a las empresas valencianas frente a las extranjeras [de fuera de la Comunitat Valenciana]».

Este testigo fue despedido tras negarse a aumentar en 600.000 el precio de un lote de colegios adjudicados a Sedesa (la empresa de la familia Cotino), porque había incurrido en baja temeraria al optar al concurso, según el testigo, detalle que obvió Caturla para adjudicar la construcción de colegios.

Otro de los testigos que declaró ayer matizó sus declaraciones, porque se han «tergiversado» sobre las licitaciones de las empresas durante la época de Caturla, «que licitaban constantemente al 16% de baja» y que desde la empresa se presionaba para compensar la baja.